Esta semana la columna original, que cuelgo aquí, es algo más larga que la publicada en el Diario Córdoba. De cualquier forma, la versión larga y la corta dan mi visión sobre el futuro que necesitamos cuando lleguen las elecciones generales. Como siempre, se puede discrepar.
ESPAÑA EMBARAZADA
Apagados los aplausos del Congreso de los Diputados, y los abucheos y los insultos, terminadas las votaciones para las resoluciones que los distintos grupos han presentado para su aprobación por el Pleno, concluidas – al fin – las réplicas, las contrarréplicas y las dúplicas, una pregunta cruza el aire: ¿cuál es el estado de la nación?. Poco menos de nueve meses para las elecciones próximas dan la respuesta. Contemos bien: España está embarazada.
España, que normalmente nos une, tiene muchos novios. Unos la cortejan y agasajan y otros la inquietan. Dicen querer lo mejor para ella y prometen cuidarla más que nadie pero no siempre es así. El hecho es que este embarazo reciente tiene un pulso definido marcado por el ritmo rápido de las novedades legislativas que están transformando el país y lo van a seguir haciendo. Varias leyes asombrosas han cambiado el paisaje trufando su camino con la extensión histórica de los derechos civiles a todas las personas con independencia de con quien se acuesten (matrimonios entre homosexuales), articulando el respeto en todos los ámbitos al cincuenta por ciento de la población que es mujer (Ley de Igualdad), protegiéndonos a todos del machismo criminal ( protección a las víctimas de violencia de género), fortaleciendo los núcleos rurales con una norma que los protege y los mejora ( Ley de Desarrollo Sostenible del Medio Rural), defendiendo la dignidad de quienes son cuidados y de quienes los cuidan (Ley de Dependencia) y con un mayor sentido de la propia posición en el mundo. Otras iniciativas están también en puertas de salir. Algunas, recién anunciadas, los dos mil quinientos euros por cada hijo, provocarán que más de una mesa electoral en el próximo mes de marzo esté presidida por una mujer embarazada.
Los que no proponen nada nos han dicho que son tiempos convulsos, crispados, y que esta forma de hacer política, que tranquiliza a la gente, no es tan apreciada. Quizás por ese motivo recurren las leyes, se oponen a su aprobación y profetizan un desastre que nunca llega de manera continua. Se esfuerzan en explicar lo mal que está todo y lo bien que nos iría con ellos sin ofertar nada, como si nos hubiésemos olvidado tan pronto de su gracejo particular a la hora de gobernar, de su falta de talante y de talento. Pero lo peor de todo es que pretenden asumir las riendas de nuestro futuro desnudando al Estado frente a ETA, haciendo oposición al gobierno con la política antiterrorista. Para que conste: ese camino no pretende derrotar a ETA, sólo persigue derrotar al Gobierno. Y no sirve. Esta España embarazada precisa con urgencia una derecha cabal que no sólo diga que la ama sino que la ame de verdad.
Hay legislaturas que, como ésta, entran en la historia por utilizar la política para transformar el país, con dificultades pero con ambición. Ojalá traiga este estado de buena esperanza un parto que alumbre más futuro. El camino para lograrlo es preñar las urnas con votos que sigan creyendo en las posibilidades de la “España de la rabia y de la idea”.
España, que normalmente nos une, tiene muchos novios. Unos la cortejan y agasajan y otros la inquietan. Dicen querer lo mejor para ella y prometen cuidarla más que nadie pero no siempre es así. El hecho es que este embarazo reciente tiene un pulso definido marcado por el ritmo rápido de las novedades legislativas que están transformando el país y lo van a seguir haciendo. Varias leyes asombrosas han cambiado el paisaje trufando su camino con la extensión histórica de los derechos civiles a todas las personas con independencia de con quien se acuesten (matrimonios entre homosexuales), articulando el respeto en todos los ámbitos al cincuenta por ciento de la población que es mujer (Ley de Igualdad), protegiéndonos a todos del machismo criminal ( protección a las víctimas de violencia de género), fortaleciendo los núcleos rurales con una norma que los protege y los mejora ( Ley de Desarrollo Sostenible del Medio Rural), defendiendo la dignidad de quienes son cuidados y de quienes los cuidan (Ley de Dependencia) y con un mayor sentido de la propia posición en el mundo. Otras iniciativas están también en puertas de salir. Algunas, recién anunciadas, los dos mil quinientos euros por cada hijo, provocarán que más de una mesa electoral en el próximo mes de marzo esté presidida por una mujer embarazada.
Los que no proponen nada nos han dicho que son tiempos convulsos, crispados, y que esta forma de hacer política, que tranquiliza a la gente, no es tan apreciada. Quizás por ese motivo recurren las leyes, se oponen a su aprobación y profetizan un desastre que nunca llega de manera continua. Se esfuerzan en explicar lo mal que está todo y lo bien que nos iría con ellos sin ofertar nada, como si nos hubiésemos olvidado tan pronto de su gracejo particular a la hora de gobernar, de su falta de talante y de talento. Pero lo peor de todo es que pretenden asumir las riendas de nuestro futuro desnudando al Estado frente a ETA, haciendo oposición al gobierno con la política antiterrorista. Para que conste: ese camino no pretende derrotar a ETA, sólo persigue derrotar al Gobierno. Y no sirve. Esta España embarazada precisa con urgencia una derecha cabal que no sólo diga que la ama sino que la ame de verdad.
Hay legislaturas que, como ésta, entran en la historia por utilizar la política para transformar el país, con dificultades pero con ambición. Ojalá traiga este estado de buena esperanza un parto que alumbre más futuro. El camino para lograrlo es preñar las urnas con votos que sigan creyendo en las posibilidades de la “España de la rabia y de la idea”.
6 comentarios:
Acabo de leerte en el país y me parece que tu no te enteras de nada. Tu bolg es para compartir ideas pero cuando se es un entreguista a ZP no hay mucho más que discutir, tus ideas, sin un "asumir lo que te dice la España que te ha robado el corazón", ya no hay debate de ideas, sólo hay ASUNCIÓN DE IDEAS. Fin de debate. Lo del ESTATUT de Cataluña es el fin de España en Cataluña. Dices ¿Cuándo querrán a España y en lugar de decirlo? Así que para ti el Estatut es querer a España (porque te lo dicen tus jefes de opinión). ¿Y que tendrá que ver el de Andalucía con el de Cataluña. Te has leído los dos? Mira chavalote, se más crítico con lo que te rodea y déjate de ideas de ZP, ten las tuyas propias y si son las mismas, perdona que te diga que eres poco original. Eres un blando que dice a todo que si seguro. Eres un tuercebotas.
Gracias nacho por entrar en el blog y dejar tu comentario.
La cuestión es que no me considero entreguista ni tengo jefes de opinión o algo por el estilo. Yo expreso mis opiniones, respetando las tuyas.
Claro que comparto ideas pero eso no hace que no sean mías. Supongo que cuando afirmas que el Estatut es el fin de España en Cataluña será una idea tuya, aunque la compartas con otros. Otra cosa es que no te guste lo que digo.
Yo no he dicho en ningún momento que apoyar el Estatut sea querer a España o dejar de quererla. Lo que digo es que el sector que dirige el PP plantea una política patriotera que dice querer a España pero no soporta a quienes no creemos en su modelo de España. Sobre el Estatuto andaluz tengo algunos artículos escritos aquí y creo conocerlo bien. Comparativamente, el catalán plantea semejanzas competenciales innegables y puedes comprobarlo con los dos textos. Las diferencias son puramente testimoniales, sin repercusión juridico-política.
Por eso, quizás, seremos blandos o tuercebotas... Yo que pensaba que eso era para el fútbol...
En fin, saludos y gracias de nuevo por dejar tu comentario y dar tu nombre. La próxima vez, si la hay y te parece, procura no insultar.
Me parece muy fuerte lo que acabo de leer. En realidad no se que pintan personas aqui que, en lugar de opinar pretenden herir con sus comentarios.
Por último, una pregunta a la primera entrada...¿Por qué algunas personas se empeñan en comparar el Estatuto de Andalucía con el de Cataluña? No creo que ninguno de los dos tenga nada que envidiarle al otro.
Gracias y Saludos.
Gracias por dejar tu comentario. No creo que Nacho se moleste por haberte molestado pero de cualquier forma estimo que, si es así, se le pasará.
Comparto contigo que el estatuto andaluz no tiene nada que envidiar al catalán, ni viceversa, y ninguno de los dos ataca la estructura del estado porque, como no debemos olvidar, las autonomías son estado.
Ojalá la próxima vez que entres, si lo haces, no utilices el anónimo pero gracias.
Bueno nacho no comparto tu opinion, no veo por ninguna parte que España se rompa por un estatuto, es lo que os pasa a la derecha de este pais, si no piensas como ellos no vales, estas manipulado/a,sois como borreguitos que os tragais todo lo que os dicen, sin preocuparse por si es verdad o mentira. Yo estoy orgullosa de este gobiereno que en tres años ha colocado a este pais a la cabeza en derechos sociales, derechos para todas y todos, pero claro eso no importa, yo tengo mis propias ideas que mira por donde son las de este gobierno que voté y que seguire votando. Te recomiendo que te leas los articulos de este blog referentes al Estatuto de Andalucia, entonces opinas con base y si no vives en mi tierra por favor no hables sin saber.
Gracias ginebra por volver a entrar. No cargues tanto con el tema de nacho, que no será para enfadarse. Comparto contigo que cierta derecha política del país plantea unas posiciones tremendistas que no nos llevan a ningún sitio, en mi opinión. Celebro que te gustaran los artículos sobre el estatuto andaluz. Intenté sobre todo reivindicar el orgullo de tener una norma que nos haga justicia. Los andaluces somos mucho más que el tópico con que nos disfrazan y nuestra tierra es abanderada de venaguardias por primera vez en su historia. Alguna responsabilidad tendremos quienes no pensamos, sin ideas, como Nacho. ¿No crees?
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