lunes, 1 de junio de 2009

ES UN CLAM¡

Es un clam!
Esta vez las sensaciones son distintas. Se ha terminado un año mágico para la afición del Barcelona. Hemos visto un fútbol que enamora, una tensión permanente por ganar, por meter más goles, sin aliviar al adversario de la admiración que despierta el espectáculo en los campos de césped que, ansiosos, esperaban el movimiento de la pelota rodándolos, de pie a pie, toque por toque, ganando espacios, firmes en el área, intentándolo de nuevo, marcando otra vez, repitiendo la jugada como si fuera el minuto final, y aunque lo fuera. Una gozada hecha fútbol.
El Barça es campeón de Liga, Copa del Rey y Champions. Guardiola ha construido un grupo formidable con los mismos mimbres que la pasada campaña. El campeón se deshizo de algunos jugadores encumbrados que habían dejado de aportar al colectivo y se afanó en hilar un juego de equipo apoyado sobre los resistentes, que dificulta observar quién es de los buenos, el mejor. La importancia de la labor de Guardiola es que tal comparación no la tiene. Ha derrochado imaginación y fantasía en el terreno de juego pero ha repartido responsabilidad y reconocimiento. El mérito, esencialmente suyo, lo ha repartido generoso con los jugadores. Les ha hecho sentirse parte de algo, mejor y más grande que ellos: una empresa colectiva con un éxito servido en que todos tienen parte, lo saben y se les reconoce. Es un método organizativo brillante, propio de un equipo campeón que ha logrado un éxito sin precedentes.
Es mucho lo que se puede aprender de este Barça, casi tanto como lo que se puede envidiar. Más allá de las tres copas, del reconocimiento externo que reciban y de la consideración pública que han alcanzado, estoy seguro de que los componentes de este fantástico grupo no olvidarán lo que han disfrutado este año. Todo el trabajo que realizaron, las dudas que hubieron de soportar al inicio – ya no tan recordadas – y los momentos de tensión que han sufrido se alivian en el triunfo, pero quedan en la memoria y constituyen el centro de lo que les va a hacer mejores en la competición que más importa. Cuando he visto a este Barça pelear la victoria, me he olvidado del resultado. Luego ha venido la normalidad de lo cotidiano, aunque en las conversaciones hayan pesado las gestas que estos fenómenos han logrado.
El Barça del triplete enseña mucho. Un juego espectacular se basa en el esfuerzo. Un entrenador estrella dirige el conjunto con exigencia y el reconocimiento indispensable a los jugadores parte del colectivo. Y cuando el éxito llega, es global, rotundo e inapelable.

EL VOTO DEL POLLO

El voto del pollo
Me parece que los pollos que adornan el Paseo de Córdoba invitan a una reflexión. Dos pollos, que nos inquietan con su presencia, presiden una pregunta sobre las etiquetas y éste es uno de los motivos presentados para votar en las elecciones europeas. Ciertamente, no resulta extraño que se perciba el Parlamento como una institución poco útil. La campaña pretende captar la atención, pero puede desviarla hacia la apatía y generar el efecto contrario al deseado.
Cincuenta mil personas en la provincia de Córdoba reciben ayudas procedentes de la Unión vinculadas a la Política Agraria Común. Esto se traduce en trescientos veinticinco millones de euros anuales. Estamos en 2009. El próximo año se revisa la PAC y puede que 2013 represente el fin de esta política, tal y como la concebimos hoy. Esta legislatura que comienza ahora, y que terminará en 2014, es por tanto esencial al respecto y la decisión es estrictamente europea. Importa algo más que el etiquetado.
La Unión Europea decide también sobre las OCMs de los distintos sectores como el vino, hortalizas, algodón o aceite. Todos esos sectores, junto con el olivar, son vitales en nuestra economía. Sus reformas se sustanciarán durante los próximos años. El sector del aceite está inmerso en una crisis de precios y esto señala que la regulación actual no sirve. La reforma de la OCM de Frutas y Hortalizas ha puesto en aprietos a los productores de cítricos de la Vega del Guadalquivir y la zona norte de la provincia puede verse afectada por la eliminación de la cuota láctea en 2015. Todas estas cuestiones tienen una importancia profunda y la decisión que se tome en el próximo período, con un nuevo Parlamento y una nueva Comisión, exige implicarse en las votaciones.
Hay que pensar un momento a quién beneficia que Europa no importe. Parece sensato observar el detalle: si se habla de temas europeos, hay que aportar soluciones. Los partidos estarán obligados a definir en primer lugar cuál es su compromiso con la idea de la Unión; segundo, qué oferta política plantearán en el Parlamento para temas económicos esenciales y tercero; qué modelo de desarrollo social quieren ofrecernos. Hay dos posibles: el conservador, promocionado por el pollo, o el progresista, que reivindica la importancia europea. Podemos aprovechar para discutir, debatir y confrontar temas internos pero tenemos la responsabilidad fundamental de decidir el futuro en lo que toca ahora. Incluida la etiqueta del pollo.

viernes, 22 de mayo de 2009

UNA CUESTIÓN EUROPEA

Una cuestión europea
En un mes, nueva convocatoria electoral. Es importante que sepamos discernir la importancia que tiene poder decidir porque nos enfrentamos probablemente a la peor coyuntura económica desde los años treinta del pasado siglo. Se han destruido en Europa diez millones de empleos y eso conlleva consecuencias dramáticas para los ciudadanos de la Unión.
Inevitablemente, las elecciones europeas van a discutir temas internos de cada país. No obstante, a pesar de los múltiples intentos que existirán para obviar el debate europeo y sustituirlo por uno estrictamente nacional, es necesario que situemos la cuestión que se dilucida en sus justos términos: en Europa urge un cambio de rumbo.
El liderazgo que ejerce Europa en el mundo es muy pobre actualmente. No hay altura política que permita distinguir, con voz firme, una posición común en temas esenciales para la humanidad. Esta crisis de liderazgo, de personas y de ideas, se agudiza cuando se compara con el impulso nuevo y contundente del otro lado del Atlántico con la figura de Obama. Asumo que nuestro sistema no generará ningún Obama europeo, porque la Unión no es un solo Estado, ni parece que lo vaya a ser, pero no puedo renunciar a la práctica de políticas globales en la Unión, coherentes con los postulados de reforma económica y social que chocan con el movimiento neocon, desterrado en los Estados Unidos pero vigente en la Unión Europea. Hay que cambiar la relación de fuerzas políticas en la UE.
Es inaplazable establecer un plan de recuperación para Europa que pare la sangría de puestos de trabajo y lo haga protegiendo derechos sociales. La receta de la reforma que debe imponerse es simple: los países que formamos la Unión debemos tener un único sistema socioeconómico, el que más empleo genere con mayor protección social. Eso implica obligadamente un cambio de rumbo.
La nueva voz europea que surja de las elecciones tiene que ser fuerte. No hay posibilidad de un nuevo liderazgo sin una institución robusta y esto se consigue con las urnas en democracia. Si la ciudadanía no participa en la elección de sus representantes, no podremos iniciar el camino de recuperación económica de toda la Unión y además dejaremos el peso político de Europa en manos de verdaderos euroescépticos con una conclusión evidente: tendremos aún menos espacio en el mundo.
Recuerdo que Europa permitió a nuestro país abandonar definitivamente el ostracismo en 1986. Europa fue una cuestión española. Es el momento de devolver el impulso recibido entonces.

CAMBIO DE TIEMPO

Cambio de tiempo
La derecha andaluza ha adornado la toma de posesión de Griñan como presidente andaluz con un argumento esperpéntico: carece de legitimidad. El cambio de tiempo político que Andalucía ha inaugurado, cuya dimensión histórica es obvia, con independencia de la carga ideológica que se le quiera otorgar, no ha sido percibido por el partido de la oposición en el Parlamento andaluz como la oportunidad que tiene de arrimar el hombro para superar esta difícil coyuntura que atravesamos. Al contrario, su comportamiento es una desfachatez, con perdón del posible retintín.
Nuestro sistema democrático otorga escaños parlamentarios a los partidos políticos que concurren a las elecciones en los Parlamentos. Es el Parlamento la institución que elige al Presidente de entre sus miembros. Sostener un discurso que niega o reduce legitimidad a un diputado para alcanzar la presidencia supone exportar peligrosamente una idea de relajación democrática, una suerte de disminución en su práctica, que no es cierta. Lo penoso es que se convierta además en la idea fuerza de la alternativa política que el PP pretende representar. Esto alimenta el caldo de cultivo donde crecen posiciones antidemocráticas, que siguen existiendo en nuestro país y que parecían estar apaciguadas en el vasto proyecto de los conservadores españoles, uno de cuyos méritos es haber devorado la presencia pública de la ultraderecha latente.
El Parlamento andaluz es depositario de la soberanía popular en este territorio. La soberanía se cuantifica numéricamente en las personas que nos representan en su sede. Esta elección a favor de un diputado del partido que ganó, de largo, las elecciones es tan legítima como la que se produjo en Castilla y León con Lucas, y después con Herrera, la de Camps en Valencia, la de Ardanza en Euskadi, como lo fue que operase la mayoría parlamentaria para situar a Valderas en la presidencia de la Cámara andaluza o la que ha servido a Quiroga para presidir el Parlamento vasco. Este discurso incendiario es rehén de una estrategia equivocada: utiliza una doble vara de medir y evidencia que la posición rezagada de la derecha en Andalucía tiene plena justificación.
El presidente afirmó que no considera ninguna idea moralmente superior a otra. La receta que invocó, reivindicando la política desde la humildad, ha recibido respuesta desde la arrogancia que viste la estupidez, porque dañar la credibilidad democrática de nuestro sistema no es precisamente inteligente.

TIEMPO DE CAMBIO

Tiempo de cambio
Manuel Chaves forma parte de la Historia de Andalucía y, sin lugar a dudas, ocupará un relevante lugar en las páginas que se escriban sobre la democracia española.
Los gobiernos presididos por Chaves en Andalucía, continuación de otros anteriores, con las mismas ideas que han consolidado el cambio andaluz desde que conquistamos la democracia y arropados mayoritariamente por el electorado, elección tras elección, han trazado una impronta de desarrollo político, económico y social que constituye el camino que tenemos que seguir. La Andalucía que hemos construido entre todos se ha convertido en una pasión política y ese motor ha de convertirse en un modo de actuar constante y permanente que dirija todos los impulsos políticos, nuestras fortalezas como país, hacia una aspiración concreta: hacer siempre más, llegar siempre más lejos, en el progreso de Andalucía, para el desarrollo y el crecimiento de las personas de esta tierra.
El presidente Chaves es una referencia en esta idea compartida con millones de andaluces. Con independencia de la confrontación política, no es objetable que ha sido el presidente de todos los andaluces durante diecinueve años, y en ese período se ha transformado la realidad de Andalucía bajo el liderazgo de sus gobiernos. Es un hecho incontestable que la Andalucía que encontró cuando entró a presidir el gobierno de la III Legislatura democrática en 1990 era distinta a la que es hoy. El esfuerzo de los gobiernos dirigidos por Placido Fernández Viagas, Rafael Escuredo y José Rodríguez de la Borbolla habían iniciado la andadura hacia el orgullo de ser y sentirse andaluz pero han sido los años de los gobiernos que ha presidido los que han situado a Andalucía en el marco estable de desarrollo permanente que siempre hemos ambicionado y que tan poco habíamos disfrutado.
La Andalucía que ha dejado de presidir es una comunidad que comparte problemas comunes con el resto de España y comparte también aspiraciones comunes pero además lidera al país en posiciones estratégicas para el desarrollo de nuestra sociedad. Esta Andalucía actual es la que ha surgido del cambio más profundo en nivel de desarrollo que se haya producido jamás en nuestra historia.
En estos tiempos de dificultad, donde lo políticamente correcto se camufla en la decisión –siempre objetiva e imparcial – de atacar al gobierno –tanto mejor, cuanto menos conservador -, valoro el esfuerzo realizado por Andalucía, disfruto y admiro el progreso alcanzado y comparto la idea, que es vocación, de seguir avanzando. Sin complejos y con orgullo.

DOS ALMAS

Dos almas
¿Cómo se supera el hecho de no creer y vivir esta semana en medio de una marea de pasos, tronos, costaleros, cargadores, nazarenos, penitentes y guiones de procesión repletos de autoridades civiles? ¿Cómo se sostiene la postura ideológica de defender una separación Iglesia-Estado y se consiente el hecho de observar, aplausos incluidos, al Ejército del país, a su Cuerpo de Policía, a la Guardia Civil, a la mismísima Legión, armados con fusiles y pistolas, guardando a quien, para muchos, es paradigma de paz y amor?
Este país, tan complejo y exagerado, tiene dos almas. Una es un ser civil, que paga sus impuestos e hipoteca, con las mismas dificultades que el resto de mortales. Es una persona con los problemas que todos sufrimos con diferente intensidad. Es la que trabaja y decide su futuro con una mentalidad razonablemente abierta. Es la persona que no tiene prejuicios cuando defiende, aun sin afirmarse, la libertad individual como regla básica de funcionamiento social y de relación pública. Es la persona que participa, sin mayor preocupación, en un resumen de tópicos religiosos, convenidos por repetición, sin más consideración que el folclor del momento.
Este ser civil convive con otro, cuya práctica católica es idéntica a la nada pero que convierte esta semana en un campamento de buenas intenciones, aromatizadas con incienso y boato. La religiosidad popular, eufemismo de esta carencia, sustituye a la religión y, al tiempo, procura una defensa encendida de los valores que se encierran en la fe que no se trabaja, ni se vive, ni se defiende el resto del año.
Pedro, al que he conocido, es genuino. Sale en cuatro procesiones. En una, carga. En otra, desfila como nazareno. En la tercera, viste de traje enlutado, portando la urna del Santo Entierro. La cuarta disfruta de su acompañamiento en Protección Civil. Pedro tiene más de treinta años y todavía no sabe leer bien. Cuando le pregunté por qué lo hacía me contestó dos cosas: que lo hacía por el Señor y que lo buscara por su lado izquierdo, que – al vernos – levantaría el pulgar, haciendo una seña para saludarnos. Tiene síndrome de Down.
Una creyente distinta me ha descubierto que el alma que hará de esta semana, llena de oro, de riqueza y de impostura, consciente o consentida, una que sea santa (entre cincuenta y dos), es que Pedro siga aprendiendo a leer. Corriendo el riesgo de que una de sus almas sepa negar, evitaremos que las dos se pierdan en la mentira. En esto creo.

martes, 7 de abril de 2009

POLÍTICA DE GRAN CIUDAD

Política de gran ciudad
Cumplimos treinta años de democracia local. El balance es positivo pero ahora se trata de situarnos frente al futuro con ambición. Nos debe preocupar lo que hemos de compartir en las próximos tres décadas.
Qué queremos ser. Ésa es una cuestión capital. Somos una gran ciudad. No quiero renunciar a los beneficios que comporta asumir esa condición. Estoy dispuesto a soportar los inconvenientes que ese sistema de vida pública tenga y ambiciono con ilusión una actitud común de creerse y sentirse gran ciudad. No es sólo la voluntad política la que consegurirá jugar ese rol, sino la conquista de una conciencia común y un propósito colectivo que contagie a toda la ciudadanía en ese empeño. Es momento de realizar una apuesta tenaz para lograrlo.
Para solucionar nuestros problemas estructurales necesitamos que Córdoba encuentre su modelo de futuro. Es urgente explicitar de manera contundente el proyecto que existe. Es imprescindible comunicarlo con éxito para que pueda percibirse como una ventaja compartida e impedir que la alternativa ausente convierta su opción en una especie de tabla de salvación, que no es tal. Si el gobierno no lo hace, porque se afane en la gestión, la nadería jugará con la necesidad de las personas: la apatía social, convertida en frustración y estampada contra las instituciones. Ese caldo de cultivo cocinaría una ciudad de caminar titubeante y se echaría en falta ambición. Tenemos la obligación de ampliar las miras hacia un propósito mayor. Es vital que demos respuesta al tipo de ciudad que queremos ser dentro de diez años.
Sé que muchas personas trabajan para obtener soluciones que satisfagan los problemas cotidianos; sé también que invierten tiempo y prodigan esfuerzos para alcanzar cotas más altas de prosperidad con una visión estratégica. Podrá pensarse que nada es bastante, como si todo fuera lo mismo y nada importara. Sin ser cierto, no es admisible abonar esa percepción con ejemplos públicos de indolencia, que restan credibilidad a la tarea necesaria de convulsionar esta ciudad, ni con la utilización de las dificultades reales de las personas para erosionar las instituciones que nos hemos dado, porque envilecen la dignidad de la representación que ostentan.
Este país forjó hace treinta años gobiernos locales democráticos que convirtieron una sociedad apaleada en una referencia mundial de progreso pacífico. De la nada, conseguimos mucho. De este mucho, no podemos desperdiciar nada.

EMPLEARSE PARA EL TRABAJO

Emplearse para el trabajo
No sé si la gente necesita manifestaciones políticas pero sí creo que la ciudadanía espera una respuesta eficaz contra sus efectosde la actual crisis económica. Los gobiernos no pueden dejar de lado su responsabilidad en la gestión cotidiana para lanzar políticas y actuaciones que contribuyan a mitigar las consecuencias negativas de esta situación para la población y en particular para quienes más lo necesitan, pero el esfuerzo debe ser común, ha de implicar también al resto de formaciones políticas y a la propia sociedad. Cualquiera de nosotros comprende que las orientaciones sobre la política económica han de dirigirse con especial intensidad a favorecer el mantenimiento y la creación de empleo.
Es imprescindible asumir una responsabilidad pública con las políticas que ayuden a superar la crisis económica. En esta situación se requiere el esfuerzo de todos los partidos políticos para realizar un compromiso de responsabilidad y coherencia. La responsabilidad obliga en este momento concreto a valorar positivamente que todos los instrumentos con que las administraciones públicas cuentan se dirijan a poner soluciones para esta situación. La coherencia lleva, del mismo modo, a considerar imprescindible que dichos instrumentos estén cuanto antes en vigor para que sea posible articular de forma efectiva las medidas que contengan. De tal forma, lo que necesitamos son medidas concretas, que se sumen a las puestas a disposición por los fondos extraordinarios, cuyo desarrollo se desenvolverá en 2009.
La manifestación pública de una posición favorable al mantenimiento del empleo debería basarse, en mi opinión, en la elaboración de una alternativa a la política económica actual que no se molestan en definir, porque no les interesa. No basta quejarse sin más, aunque evidentemente puedan aducirse causas para hacerlo. Completar el sufrimiento de las personas que están perdiendo su empleo con el acto demagógico de extender el malestar social para dirigirlo contra el gobierno es un banderín de enganche demasiado fácil, demasiado simple, demasiado mezquino.
Frente al modelo que defenderán, propongo el ensayo de una práctica audaz que refuerce el papel del Estado como motor económico, fortaleciendo la inversión pública, aumentando gasto social, protegiendo los derechos de los desempleados durante la crisis, sin acceder a las presiones para el abaratamiento del despido. Si se sumaran al trabajo, harían más por este país que portando una pancarta.

lunes, 23 de marzo de 2009

EN UN PAÍS MULTICOLOR


En un país multicolor
La Iglesia Católica, confesión nominalmente mayoritaria en el país, ha iniciado una campaña contra la tramitación de la nueva ley del aborto en España, consecuente con su predicación. Las Hermandades de Semana Santa, próxima exaltación de la religiosidad católica en las calles, han planteado una protesta simbólica, portando un lazo blanco en sus pasos, como muestra de rechazo a esta posición legislativa de nuestro país, aconfesional, hasta donde sabemos. La jerarquía católica está en su derecho de defender su concepción como guste, del mismo modo que las Hermandades que procesionan pueden hacerlo. Admitirán, por tanto, que su intervención pública – a la luz del Evangelio -, obtenga respuesta pública – a la luz de la Constitución.
El blanco es la suma de todos los colores. Cabe que nos preguntemos, por tanto, si esta exhibición inmediata responderá también a otras cuestiones sangrantes, con la misma vehemencia felina.
Me cuestiono si habrá lugar, con idéntica intensidad estética, para el color morado del lazo que se solidariza con las mujeres víctimas del maltrato criminal machista y lo combate o si, por contra, aquellas que denuncian penalmente su sufrimiento y ponen fin a su relación vital con el divorcio, pecarán y, para evitarlo, deberán aguantar.
Dudo que el color inmaculado que portarán se tiña del rojo de la lucha contra el SIDA. Me pregunto cuánto tiempo más habremos de escuchar que la pandemia que azota al mundo, y en particular al que menos parece importar, se acaba con la fidelidad y la abstinencia, en vez de promoviendo información y formación sexual sobre prácticas que añadan seguridad para la salud en forma de preservativo.
Intuyo que es poco probable que el verde esperanza de las familias que ansían el nacimiento de un hijo sano que ayude a la curación de la enfermedad de otro de sus hijos vaya a estar reflejado en la claridad albina de ese color. No lo estará tampoco el amarillo expectante de quienes confian en los avances médicos, a través de la investigación con células madre, para desterrar males que nos aquejan en este mundo, hasta tanto llegamos al otro.
El aborto es un drama personal. Actualmente es un delito, despenalizado en cuatro supuestos. Sostengo que tal consideración es injusta porque criminaliza a las mujeres que interrumpen su embarazo. Respeto a quien se oponga. Reclamo el mismo respeto para reinvidicar el derecho que nos damos los seres humanos. Frente al blanco monocolor confesional, la paleta multicolor de mi país. Laico y libre.

POLITICA SOCIAL


POLÍTICA SOCIAL
El ejercicio de las competencias sociales define la vocación de los gobiernos porque están directamente dirigidas a las personas. Distinguen políticas y en estos momentos es más importante que nunca, para los gobiernos y para la ciudadanía, afrontarlas con un nivel satisfactorio en cuanto a los servicios prestados y una responsabilidad absolutamente solidaria en el mantenimiento, como mínimo, del mismo esfuerzo público.
Las políticas sociales en Andalucía han gozado de un importante nivel de prestación de servicios. El mecanismo de diálogo sobre este tema, de capital importancia, ha sido una buena fórmula para llegar acuerdos y ha dado muestras de su utilidad porque, con ese clima, se han alcanzado históricamente en el país grandes logros en estas materias, compartidos por todo el arco político y disfrutados por la sociedad. Sorprende que la responsabilidad pública esté actualmente tan huérfana de consensos esenciales. Su ausencia compromete la solidez del sistema público de protección social y desarrolla el pánico, que no beneficia ni a quienes lo alimentan, mientras utilizan su calculadora electoral.
Las personas son tan diversas como distintas son las situaciones en las que puedan vivir, y a ello se suma que hay que dar respuesta no sólo a esas diferentes circunstancias, sino a cuestiones generales como son el propio envejecimiento de la población, el aumento de la calidad de vida, que haya modelos de familias muy diferentes a la entendida como tradicional, o que las mujeres se incorporen cada vez más al mercado de trabajo, y por lo tanto, se planteen nuevas realidades que tienen que ver con dar solución a las tareas que tradicionalmente se desempeñaban por ellas en el seno de la familia.
Vivimos en una sociedad cambiante, con transformaciones importantes que se refieren a las relaciones entre las personas. El entendimiento de esta percepción es la que ha hecho poner en marcha una importante batería de propuestas. Contamos con un plan de apoyo a las familias andaluzas que dispone actuaciones dirigidas a reconocer y proteger el esfuerzo familiar para que puedan gozar de la protección pública, favoreciendo su interés.
La igualdad de oportunidades para todas las personas es un principio irrenunciable. Del mismo modo lo es mantener el esfuerzo por conquistarla diariamente. En este tiempo de sobresaltos económicos, reinvindico, con más fuerza si cabe, iniciativas públicas sociales. Esa es la diferencia entre la responsabilidad y la mera especulación política.

LECCIONES GALLEGAS Y VASCAS


Lecciones gallegas y vascas

El pueblo no se equivoca. Ésta es una de las máximas de la democracia. Y se debe aprender.
Galicia. Veinticuatro diputados socialistas por veinticinco anteriores. Una reducción importante de voto progresista y la entrega del gobierno al Partido Popular, en un triunfo sin paliativos. Influyen: la crisis económica, la campaña electoral llena de insidias y la escasa solidaridad de los compañeros de viaje. Deciden: la ciudadanía soberana, la mala comunicación de las políticas de cambio y algunos errores estratégicos. Cuando las fuerzas progresistas sumaron votos para alcanzar el gobierno gallego lo hicieron tras una importante progresión de confianza, frente a un candidato octogenario, representante del tardofranquismo, que - no obstante - ganó de nuevo, acariciando la mayoría absoluta. Al hacerlo, interrumpieron un crecimiento gradual de sus expectativas electorales. Conclusión: una parte importante de la población movilizó el voto adverso para garantizar la victoria de su opción. Consecuencia: derrota del gobierno.
Euskadi. Veinticinco diputados socialistas por dieciocho anteriores. Un aumento significativo de voto progresista, ausencia de representación radical ilegalizada, descenso de voto conservador del PP, mantenimiento de peso conservador nacionalista del PNV, que suma ocho diputados propios más que en la elección anterior. Las fuerzas constitucionalistas alcanzan más de treinta y ocho escaños que pueden formar gobierno o, al menos, asegurar la investidura del candidato socialista. Bajo ningún concepto se trataría de un golpe institucional, como predica Urkullu, pero si se admite la posibilidad de amalgamar un gobierno estrictamente mayoritario (unido exclusivamente por la ausencia de la formación que lideró la elección) o la composición de un gobierno minoritario (con apoyos externos seriamente condicionados y extremas dificultades de gestión, que lo desgastarían precipitadamente), se corre el riesgo de cometer un error estratégico que interrumpa la progresión natural de voto de la alternativa y, en el futuro, movilice el voto adverso con el fin de impedir su efectiva concreción como gobierno sólido.
Extraigo que para gobernar es mejor ganar y, para tal objetivo, resultan esenciales las ideas y los candidatos, presentados con solvencia y actualidad porque desear el éxito no lo garantiza. Hay tajo ahora para no lamentar después.

lunes, 2 de marzo de 2009

VERDE Y BLANCA

Verde y blanca

La bandera que nos une, en la diversidad de esta tierra que nos acoge, es la que envuelve el sueño de un avance común. Andalucía se levanta desprovista ya de la referencia al subdesarrollo que nos acompañó durante décadas. Andalucía no es la nodriza mal pagada de un país desleal, sus hijas y sus hijos no tienen que partir para amamantar con sus trabajos a las crías de una secular distribución injusta de la riqueza, que sólo reportaba gotas para saciar su sed de años. Andalucía compite en términos de progreso social con cualquier región de Europa: desde el Sur, orgullo exportado y pesimismo derrotado.
Hay tarea por hacer. No quiero desplegar una colección de hitos logrados como pueblo. Pretendo, en cambio, afrontar el futuro con una ambición mayor, basada en el nivel alcanzado, y reivindicativo en la búsqueda de nuevas fronteras que nos hagan llegar más rápido a mejores posiciones colectivas. Sin embargo, no puedo hacerlo sin reprochar la cantinela falsa y machacona, entonada por quienes nunca han gozado del favor andaluz, empeñados en un error pertinaz: como no mandan, trasladan al resto del país la imagen inventada del andaluz inculto, subvencionado y comodón; alientan la brecha entre el ciudadano que vive en los pueblos y el de las ciudades, dando más valor a los que hacen su vida en las capitales (se adivina fácilmente por qué). Definitivamente, contribuyen al tópico injusto e irreal de situarnos en un plano de inferioridad con otros territorios de España. No dicen la verdad y lo saben. De hecho, si algún día tuvieran el apoyo curativo de su merecida frustración, cambiarían este discurso y, sin empacho, afirmarían un rutilante liderazgo andaluz bajo su impulso. Vana ilusión hueca que no debilita la esforzada, y cierta, posición relevante de Andalucía en España y Europa.
La Andalucía de hoy ofrece al mundo futuro desde un presente sólido. El empleo, la competitividad, el desarrollo respetuoso con el entorno ambiental y el equilibrio territorial son los retos cambiantes con necesidad de respuesta permanente. El modelo andaluz ha sido original, viable y ventajoso porque ha generado recursos suficientes para el progreso de la mayoría, protegiendo a los más débiles. El reto próximo es privilegiar el talento, la creatividad y el emprendimiento.
Propongo una sociedad abierta en que podamos realizarnos, según nuestra capacidad e inclinación, sin distinción de género o extracción social, para sostener una democracia avanzada que premie méritos y destierre privilegios. El lienzo blanco del porvenir exige teñirse de verde con nuestra ambición.

EUROPA EN LA ENCRUCIJADA

Europa en la encrucijada

Supongo que no será ésta la única vez que escriba sobre la unión política que nos concierne, aunque ya no tengamos la misma alegría que cuando España se incorporó al escenario europeo en los años ochenta. El próximo junio celebraremos elecciones para elegir el Parlamento Europeo y es importante que percibamos cómo en ese foro también se concentran las tensiones ideológicas que soportan todos los países democráticos de nuestro entorno.
El presidente de turno de la Unión Europea es el checo Klaus. Este político es un defensor ciego del ultraliberalismo, que tanto daño ha hecho a la economía mundial. Es un paladín de las posiciones antieuropeístas, porque englobarlo en el llamado euroescepticismo es un eufemismo irónico en su caso, y añade a esta colección de despropósitos su particular visión sobre el cambio climático, cuyas causas y consecuencias pone en cuestión, auspiciado en nuestro país por la fundación del visionario Aznar (¡felices y curiosas coincidencias!). Presentado el prohombre, que exprime el poder temporal de esta institución europea, no sorprende que montara un espectáculo de mil diablos en la sede parlamentaria, pronunciando un discurso incendiario con una base tan sólida como comparar la Unión Europea con un sistema totalitario.
Klaus no está solo en su concepción de la política en Europa. Las posiciones económicas liberales, que forman un cuerpo político sin más sustrato ideológico que la reducida tesis de adelgazar el Estado para reforzar el mercado, donde todo lo demás esté en función de este principio y sólo cobre cierta importancia cuando sirve a ese interés, incrementarán su peso si las referencias socialdemócratas no asumen el liderazgo ideológico, más difícil de explicar por su mayor complejidad y profundidad, y lo trascienden en el plano político, poniéndolo en práctica sin complejos. El exponente casual del sector liberal-conservador europeo que ha significado Vaclav Klaus en el Parlamento es una anécdota, tristemente protagonista de su nuevo minuto de gloria, pero no lo es la actual mayoría de la Cámara, regulando desde ese polo, que comparte con el presidente checo su vocación europea y su ambición por reforzar democráticamente las instituciones de la Unión: ambas son sencillamente inexistentes.
Las decisiones que tomamos modifican nuestras vidas. Del mismo modo, cuando son colectivas, cambian el rumbo de los acontecimientos. Europa está en un cruce de caminos con esta mayoría, en una encrucijada crítica. Yo apuesto por tomar un nueva dirección.

lunes, 16 de febrero de 2009

DE LA MUERTE Y DEL DESCANSO

De la muerte y del densanso

El hombre sabio, dijo Spinoza, en nada piensa menos que en la muerte. Hemos visto, acostumbrados ya a la digestión del drama sin desmayo, la retransmisión del fallecimiento de la ciudadana italiana que ha muerto los últimos días, tras vegetar en coma irreversible diecisiete años.
Ningún padre desea que su hijo fallezca. La naturaleza nos prepara para ver morir a nuestros progenitores pero no para que ellos acepten que no les sobrevivamos. Me resulta indignante que el gobierno de un país, escasamente respetuoso con los derechos de las personas necesitadas que viven en sus calles, cargue contra el padre de esta joven, que no ha tenido más vida que estar esperando que le llegara la muerte, y haya hecho del momento final de Eluana un espectáculo mediático y una impostura jurídica, reuniendo al legislativo de urgencia para cambiar la posibilidad legal de no prolongar artificialmente la ilusión de una vida que se escapaba.
Centrando la cuestión, este caso no es puramente eutanasia sino, más bien, ortotanasia. Eluana ha dejado de recibir alimento asistido que le procuraba permanencia vital. La eutanasia consiste en poner medios directos para el fallecimiento. En cambio, dejar de prestar en una situación irreversible los medios que soportan la vida no entra dentro de esta definición y no es, desde luego, ningún asesinato. De cualquier forma, la crisis que ha causado el final de la vida de Eluana admite interrogantes pero ninguno debe ser contestado por las personas que la quieren y han admitido que su existencia acabe para evitar dolor y sufrimiento. Las preguntas deben ser respondidas por ese ejército de ciudadanos anónimos que con su moral personal concreta desean imponer su escala de valores a los demás. Las preguntas deberán ser atendidas por un gobierno indecente que promueve leyes, hechas a propósito, para impedir a una familia doliente el ejercicio de un derecho dolorosamente radical. Las preguntas deberían formularse a los que, en nombre de quien no han de tomar en vano, juzgan pero no quieren ser juzgados. La muerte de Eluana no falta el respeto a su moral ni a las leyes de su país ni puede servir para predecir, por unos simples mortales travestidos en guardianes del Paraíso, la condena eterna en el mítico Juicio Final.
Las respuestas que las personas sabias darán a las preguntas que alguien les pueda espetar con desfachatez es que en nada han pensado menos que en la muerte. La mente de las personas que nos aman es el lugar donde nuestras vidas descansan en paz.

DECISIÓN

Decisión

Asistimos a un ciclo de preguntas y respuestas tan sin sentido y tan huecas que decepcionan. Reconozco que encuentro muchas dificultades para hallar, en medio de esta maraña tan tupida, una luz que reconocer interesante. Aparto el deseo de la brillantez, en esta penumbra lúgubre, y me conformo con la constancia, el esfuerzo y – sobre todo – la decisión para afrontar esta imprevisible crisis virulenta. Pero los exijo.
La gente necesita liquidez para capear el temporal. Los bancos y las cajas dificultan que contratemos créditos porque lo que antes activaba el consumo supone ahora un riesgo inasumible. Es demencial que esa práctica indecente genere pingües beneficios a estas entidades en tiempos de dificultad extrema para quienes los generan: sus clientes. No cabe la paciencia. Es urgente apremiar a las instituciones de crédito del país a que mantengan el mismo nivel de beneficio, a través de su gestión, para reinvertir obligadamente al menos la mitad porcentual de sus ganancias en sufragar el riesgo eventual de las operaciones necesarias para la enorme clase media del país, suficientemente desahogada para no requerir asistencia social y suficientemente empobrecida para no poder mejorar sin ayuda externa. El Estado auxilia a los bancos y las cajas por una excepcionalidad en favor de las personas. Tienen que devolver el esfuerzo sin excusas ni obstáculos porque las letras no son pacientes.
La gente necesita empleo para reivindicar su utilidad social y recuperar la confianza colectiva. Sufrimos una atroz pérdida de puestos de trabajo. Los planes de choque del Gobierno son valientes y valiosos pero tenemos la oportunidad de solucionar el problema de nuestro altísimo umbral de paro estructural, a través de una opción radical por la competitividad. La obra pública dará trabajos, pero el futuro pasa por sostenerlos a través de la iniciativa privada. Eso implica no tolerar el abaratamiento del despido ni las regulaciones fraudulentas porque no crean empleo, lo destruyen. Las empresas cumplidoras, y el conjunto de los trabajadores del país, harán bien en reclamar una fiscalidad benevolente (coherente con el esfuerzo que se les ha de exigir) para gozar de más renta disponible con que invertir y vivir. Esta distensión fiscal debe suplir la merma que el erario público sufra mediante un mayor gravamen de la alta riqueza inmóvil y, por tanto, improductiva.
Tenemos el arma precisa en nuestro poder: la ley. El gobierno es un instrumento para decidirlo sin dilación. Es decir, ya.

lunes, 2 de febrero de 2009

CIUDADANÍA Y RELIGIÓN: DOBLE RASERO

Ciudadanía y religión: doble rasero

La sentencia del Supremo sobre la asignatura de Educación para la Ciudadanía me ha devuelto a la mente una situación que viven muchas familias que optan porque sus hijos no asistan a clase de religión y han de sumarse necesariamente a la tan difusamente conocida como alternativa.
Muchas familias mantienen la opción de que no se reciba formación religiosa en el colegio. Sopesan la conveniencia de dicha decisión en tanto que asumen que son sus hijos los que tendrían que abandonar el aula donde normalmente se realizan sus actividades, con independencia de la criticable opción educativa por parte de los centros que ello comporta; del mismo modo, son esos niños los que - en un tiempo presumiblemente corto - suelen preguntar por qué dejan sus aulas, de forma que los padres se someten a la obligación de buscar una explicación convincente de modo que sus hijos no perciban en lo más mínimo carga negativa alguna con respecto a su decisión, sus compañeras y compañeros, educadores o al colegio mismo. Es una decisión meditada y difícil. Sin duda, resulta más fácil optar por lo corriente, aun sin convicción, porque evita estos problemas. En multitud de casos, habría evitado también las más o menos veladas sugerencias e intimaciones para que los niñas y los niños acudan a las clases de religión y comentarios más o menos afortunados acerca de la discriminación a que se exponen.
Mientras el debate en el Estado se ventila a propósito de la impartición de la asignatura Ciudadanía y la objección ante la misma porque es, desde esos puntos de vista, adoctrinamiento, no hay un contenido claro del tiempo de la alternativa a religión, adoctrinamiento concreto y sin paliativos, para el que además no cabe la objección sino la opción por otra actividad que llene ese tiempo, normalmente muerto.
Las familias que optan para que sus niñas y niños no den religión en este país aconfesional lo hacen porque tienen derecho a optar, no a objetar. Y optan consecuentemente sabiendo que esa elección plantea los inconvenientes que se han señalado y otros. De cualquier modo, los dan por justificados como precio, caro, de su opción. El problema es que no tendrían por qué optar.
Respeto el derecho a recibir formación religiosa de quien así lo decida en la escuela pública, aunque lo combato. No es objetable el hecho de que una formación laica en el país es posible sólo en determinadas condiciones para muchas familias que así lo deciden. Y no sirven al mal. Es posible que esto se explique en Ciudadanía.

LA ATALAYA DEL TOTEM

La atalaya del tótem

Ha dicho la referencia ideológica de los conservadores españoles que de la crisis se sale con flexibilidad, recorte de impuestos y sin intervención en el mercado. Me temo que las recetas que nos han traído aquí siguen imperando sobre ese importante sector político de nuestro país.
Me resulta curioso que quien marca su acción política con el recorte social señale el camino de protección social. Donde los conservadores gobiernan, disminuye el gasto público y se hace caso omiso a la reivindicación de mejoras sociales y en los niveles en que no tiene responsabilidad de gestión intentan superar su complejo bien ganado de recorte social, haciendo propuestas que no concretan nada sino que pescan en el río revuelto de la dificultad de las personas para afrontar esta crisis.
La crisis es el momento de las políticas sociales. La ciudadanía premia en las urnas a las opciones políticas que avalan justo lo contrario que la receta de la derecha tradicional española. Estoy convencido de que esto es así porque la sociedad electoral (ni cautiva, ni subvencionada, ni mezquina) sabe distinguir las políticas que les defienden. En plena madurez democrática, nuestro país no se aventura con lenguajes o ideas que sólo se hacen para la galería: son antiguas, suenan desfasadas, resultan raras de escuchar en una sociedad abierta, plural, moderna y cada vez más tecnificada y competitiva.
No le quito valor al trabajo que hay que realizar para defender el empleo y soy consciente de que los gobiernos tienen que tomar medidas concretas que contribuyan a paliar los efectos de la crisis y, particularmente, que impidan el padecimiento de esta situación en el mundo laboral. Por eso aplaudo que el gobierno actúe conforme a las previsiones de nuestro sistema constitucional, economía de mercado, utilizando las formas de regulación precisas para la evitación de hechos injustos o desviaciones perjudiciales; es decir, que ponga su capacidad de intervención al servicio del mayor interés estratégico del país: las personas.
La confianza en el país y sus actores económicos es el mecanismo que nos sacará de la crisis. El apoyo a las trabajadoras, los trabajadores, pero también a las empresas y los emprendedores, que ponen en valor sus activos para rendirlos hacia el beneficio colectivo. Y, si en algún caso no fuera así, es tarea del gobierno, y de todos los ciudadanos en el marco de su responsabilidad, corregir esa marcha hacia el objetivo común de progresar juntos.

lunes, 19 de enero de 2009

EL ACENTO ( EN LO QUE IMPORTA)


El acento (en lo que importa)
Creo que nadie se extraña ya de la estupidez profunda que demuestran los que se ríen del acento andaluz. Fruto del desconocimiento y de una suerte de superioridad cultural infundada, recurrentemente, la ignorancia golpea a quienes nos acusan de hablar mal, como un chiste eterno. No hace gracia.
Las recientes manifestaciones de la diputada catalana, tibiamente popular, forman parte de un conjunto de improperios a nuestra forma de hablar que comenzaron hace tiempo y mucho me temo que no cesarán de repente. Representantes públicos de todas las bancadas han cometido este error con anterioridad y algunos de ellos, afortunadamente la mayoría, han pedido disculpas después. No es cuestión de medir, pero las ofensas habitualmente proceden de espacios políticos cuyos insultos nacen de raíces más profundas que la sorna ocasional provocada por nuestros acentos.
Lo que me molesta de esta idiotez recidiva no es la falta de aprecio estético por lo andaluz, ni la dificultad que una persona pueda tener para entendernos, ni la crítica política a una ministra concreta – anulada por ese rastrero y paupérrimo fondo argumental. Lo realmente dañino es la concepción que alberga sobre Andalucía y, por extensión e importancia, de las personas que hacemos aquí nuestra vida. A pesar de que esta percepción mía es una conjetura acerca del ánimo velado de injuriarnos en nuestra forma de ser (deberá permitirse que lo piense así), no creo que se separe demasiado de la realidad porque es muy común sufrir, repetidas con frecuencia, agresiones a todo lo relacionado con nuestra tierra y nuestra gente. Esos ataques no tienen su causa en el acento andaluz, ni en la conducta política de un responsable público, sino en los tópicos que nos acompañan y denigran sin tener nada que ver con nosotros. Esto es lo que me indigna.
Andalucía es un tesoro de riqueza cultural impresionante. Su identidad no puede ser inquietada, ni de lejos, por la pobreza intelectual de los autores de un comentario hiriente. De cualquier forma, esta obviedad no excluye que actuemos con una responsabilidad cargada de reivindicación.
No es el acento lo que critican en el fondo; les puede la rabia por nuestro desarrollo colectivo y no lo soportan. El modelo andaluz que promovieron (pobre, inculto y bufón) se esfumó. Por esto del habla, si las piden, disculpas aceptadas. Pero, si pusiéramos el acento en lo que importa, debería costar más trabajillo conseguirlas.

ISRAEL FRENTE A ISRAEL


Israel frente a Israel
No he participado nunca de la aversión al Estado de Israel que encierra un antisemitismo anclado en falsos mitos y rehén de una historia cautiva basada en mucho tiempo de mentiras. No soy equidistante entre el terrorismo, que envilece a Palestina y golpea las ciudades y pueblos israelíes, y la política de defensa de un país democrático. No olvido que fue el Estado de Israel, en el concierto internacional, quien promocionó la existencia de la Autoridad Nacional Palestina, un sistema de independencia política de facto y reglas democráticas básicas. No me muestro amigable con la práctica criminal de los partidos palestinos que promocionan, amparan y sostienen los ataques con cohetes, coches bomba o terroristas suicidas. No comparto la simpatía que despiertan los movimientos de liberación palestina que, para alcanzar la independencia, postulan la destrucción del Estado de Israel. Por todo lo que detesto, repudio (con más vergüenza y dolor) la conducta injustificable del gobierno israelí que dirige una guerra despiadada sufrida por la población civil de Gaza.
Los ataques indiscriminados que multiplican a diario las víctimas en Gaza no encuentran amparo en ninguna estrategia defensiva de Israel. Nos separan por más generaciones del disfrute de una paz justa en Oriente Medio y entorpecen cualquier iniciativa que pretenda disminuir el peso del integrismo, en general, y de Hamás, en particular, en la franja de Gaza y en toda la zona afectada. Así se impulsa a más jóvenes palestinos a participar de la sangría terrorista que estos grupos alientan y no evita el riesgo a medio plazo de la recuperación militar de esas facciones y la consiguiente reactivación de sus actuaciones violentas sobre suelo israelí, que motive otra operación de castigo causante de más víctimas civiles, repitiendo el ciclo de agresión-respuesta y, por tanto, alejamiento de la paz.
Israel no es un estado terrorista. Hamás sí es una organización que engloba movimientos terroristas de una peligrosísima intensidad. Por ello, no puede reclamarse la misma responsabilidad. Los terroristas siembran dolor injustificadamente. Israel, oasis democrático en un desierto de dictaduras carentes de respeto a los derechos humanos, tiene una responsabilidad objetiva y directa de parar esta guerra ya. De no hacerlo, corre el riesgo de presentarse al mundo de la misma forma que lo que dice combatir.
La verdadera lucha que Israel precisa es la de la verdad, la justicia y la paz: que Israel venza al Estado de Israel.

miércoles, 7 de enero de 2009

¿QUIÉN DIJO MIEDO?


¿Quién dijo miedo?
Dos mil nueve se ha despertado triste. El pesimismo sobre el futuro invade casi todo. Me rebelo. En mi opinión, parcial pero libérrima, entiendo que hay que tomar distancia y afrontar el mañana con ilusión.
Conciencia. La primera clave estriba en asumir lo que ocurre. Reconocer lo negativo es el primer paso para recibir la receta oportuna. Nuestro empleo baja, es presumible que vaya a más. La productividad del país es escasa. Como factor externo, pero tremendamente importante, el shock financiero incrementa nuestra desconfianza, aunque no nos toque del todo. Tenemos una pesada administración, burocratizada en exceso, y la responsabilidad del sector empresarial tradicional y la banca española es limitada, porque reclaman ayudas al Estado pero no responden con lealtad, ya que no desechan la flexibilidad en el despido y promueven la moderación salarial – por una parte- y recortan la posibilidad de los préstamos y operaciones de crédito a las familias- por otro. Problemas graves para una sociedad tibia.
Impulso. Apoyo las medidas que se dirigen a disponer la mayor inversión pública desde que se conoce nuestro país como unidad política. Participo del criterio de Krugman, cuando afirma que no es tiempo de preocuparse del déficit estatal, que grava a un ente sin vida, sino de ocuparse de las personas. Me parece acertada la estrategia de pensar globalmente, actuando localmente, a través de los ayuntamientos españoles. Reivindico valentía y altura de miras para promover una reforma fiscal que reduzca aún más la presión fiscal de las economías débiles y modestas, financiando el sistema con un incremento de las rentas altas improductivas y, especialmente, de las prácticas empresariales antisociales. Soy partidario, en cambio, de sostener créditos fiscales atractivos para las empresas que cumplen con el compromiso de mejorar la sociedad que las enriquece.
Voluntad. No necesito pesimismo. No requerimos desconfianza sino intervención pública y responsabilidad social de los agentes sociales. Se puede, pero (sobre todo) se debe. Exijo audacia al Gobierno, visibilidad, capacidad de respuesta y valentía. Si para ello es preciso cambiar el discurso económico, hágase cuanto antes.
Un amigo mío trabaja frente a una cita clásica que afirma que el futuro tiene muchos nombres, pero para los valientes se llama oportunidad. Gente con conciencia, impulso y voluntad es el equipaje que este reto reclama. El futuro es nuestra ocasión. ¿Quién dijo miedo?

DE LAS CRÓNICAS CRECIDAS


De las crónicas crecidas

Hace un año un amigo le puso título a esto que vengo escribiendo cada semana, cuando llegan estas fechas, con el propósito de convertir unas cuantas líneas en un repaso de lo que se vive. Las croniquitas de entonces no son las mismas que las de hoy, pero sí parece que puede servir la idea para despedir otro año, ya van siendo varios, que nos deja – como todos – algunas cosillas malas, otras peores y muchas buenas.
Empezamos enero pasado cargaditos de energía. Sin perder el aliento, con las fuerzas a tope, afrontamos momentos de vértigo para defender lo que creímos justo y, sobre todo, la alegría. Sonrientes, nos despejamos para saborear humildemente el triunfo de las personas que se dejaron la piel en lograrlo, Avanzamos, con la satisfacción moderada por el ritmo de la vida, hacia otras tareas, al paso firme y voz rotunda de mujeres al mando. Sospechamos que los vientos de cambio atravesarían el Atlántico y acertamos porque un hombre negro resucitó Camelot para ilusión de propios y ajenos, desterrando una visión rancia, cutre e inmoral de la res publica mundial que emponzoñó durante ocho años el nombre de la libertad duradera. El dinero se hizo chocolate y fundió el entramado financiero basado en el todopodero mercado autorregulado. El sistema capitalista, tal y como nos habían obligado a entenderlo, saltó por los aires y el mundo tiró la toalla para que pudiéramos construir sobre otras bases todo este montaje complicado y mirar así a los ojos de la gente que ha perdido tanto, pidiéndole esfuerzos pero dando confianza.
No hemos conseguido desterrar fantasmas que nos acompañan desde lejos. La serpiente del asco y del odio sigue golpeando nuestras entrañas pero caen cada vez más rápido los hampones asesinos que la dirigen. Algunas veces, la lentitud de reflejos de los dirigentes nos complica las barbas a todos y otras (bastantes) no parece que vayamos en el mismo barco, porque se confunde el amor a nuestro país con darle patadas en las espinillas a los adversarios. La historia eterna de España, donde una mitad padece a la otra, sigue dándonos malas noches, pero – a menudo, con mayor frecuencia – encontramos espacios comunes al despertar.
En fin, trecientos sesenta y cinco días después, crecen estas croniquitas, que bautizó mi amigo Jose (así, sin tilde). Aquella vez nos propusimos alcanzar la felicidad. La buena noticia es que el año entrante es bisiesto: un día más para conseguirla. ¡Feliz oportunidad!

INVERTIR EN INGENIO


Invertir en ingenio
El fragor de la crisis no ha impedido que el día 11 de diciembre el Congreso convalide el decreto que manda 8000 millones de euros a los municipios del país. Tampoco la abstención del PP, con su habitual obstruccionismo, evita que se vaya a marcar un hito relevante en la historia de la inversión pública en España.
Este plan de estimulo de la economía y de inversión estatal es una respuesta distinta. Concreta una aportación enorme de fondos públicos en un sólo año, más de 140 millones de euros en nuestra provincia. Que las posibilidades del decreto sean reales requiere que se preste la mayor atención a su aplicación y así despliegue sus efectos de la manera más ágil posible. Los gobiernos locales, normalmente necesitados y siempre justificados en sus quejas, tienen la oportunidad de aportar con su responsabilidad un nivel de rigor y exigencia extremo para el cumplimiento de estos fines, de manera que respondan con diligencia a este envite y hagan todo lo necesario para que los trabajadores y las trabajadoras puedan beneficiarse cuanto antes. Si las obras pueden comenzar desde el 11 de enero de 2009, no podemos perder ni un solo día sino apurar los plazos en positivo. Es decir, mejor cuanto antes. El compromiso añadido de la Junta, con 27 millones de euros más, para aumentar la inversión pública en el ámbito local, favorecer el empleo y la actividad de las empresas de construcción en los municipios tiene que incidir también en esta ocasión histórica.
Los ayuntamientos tienen una exigencia de eficacia sobre ellos para que tengan todo lo necesario hecho, de forma que los fondos sean recibidos por sus destinatarios, quienes sufren las consecuencias de una crisis económica, con hondas raíces en el fracaso de un modelo capitalista injusto, promovido por el neoliberalismo que ha conducido la economía internacional.
Esto tiene que servir para activar la economía y crear empleo. No cabe que haya dilaciones. Necesitamos respuestas locales urgentes, eficaces y ágiles. Es el momento de la responsabilidad. No es tiempo sólo de beneficios, es tiempo de empleo.
El compromiso que tenemos que adoptar reside en la activación económica a través del mejor motor de esta sociedad: las personas que la forman, en el ingenio de un país que invierte en su futuro. Que otros se abstengan no es un problema, es una irresponsabilidad. A cada cual, la suya. En este país, necesitamos soluciones: ocho mil millones empiezan a sonar bien.