sábado, 26 de enero de 2008

SURSUM CORDA!

El esfuerzo de la Iglesia por favorecer una determinada opción política que representa el PP no me sorprende, no es nueva. Pero la intensidad de la campaña y la obviedad de la división a través del espíritu sonroja incluso a los creyentes. La confesión católica está sobredimensionada constitucionalmente, es favorecida financieramente y arremete -cuando la izquierda gobierna - contra el sistema que la protege. Una separación plena de Iglesia y Estado situaría mejor el propósito de la laicidad. De todas las confesiones pero especialmente de la dominante en términos políticos. No conozco muchos países de nuestro entorno donde el peso de la opinión religiosa de unos cuantos sea tan cacareada... El aborto, la persecución a las mujeres, es el bordón de su cantinela...pero ellos también saben que "las niñas buenas van al cielo y las malas a todas partes"
Sursum corda!

Uno de los reclamos de la Iglesia peligra. ¿Hacia quién debemos elevar los corazones? . ¿No era hacia el Señor? La iglesia entra en el debate político. Se arriesga a ser respondida desde la política. Del mismo modo - es de suponer- que celebra su opinión, deberá soportar ésta.
Martínez Ares escribió hace años una copla de Carnaval para una de sus comparsas que desató las iras de la estrecha jerarquía de la Iglesia. Decidieron que si se cantaba que “…ha dicho el Santo Padre que el aborto es asesino/ y es gracioso que lo diga/ alguien que no tiene hijos… “, entre otras cosillas, no merecía salir en una cofradía de Semana Santa (¿y qué?, de los magníficos hermanos Pepperoni, “…¡Tiro al vento!, ¡tiro al vento!.../¡ni la Piedad, ni la Borroquita, ni el Prendimento!”…). Hoy la rima no hace chiste.
Algunas mujeres han visto violada su intimidad por la visita de la autoridad en sus casas, cumpliendo órdenes, porque una campaña ultra conservadora ha determinado que las mujeres que abortan, o han abortado, son criminales, o al menos merecen ser tratadas como tales, para golpear en el culo del corazón a una sociedad gobernada por rojos irredentos. ¡Panda de hipócritas!
¿Qué mujer aborta por placer? ¿Quién pregunta a las mujeres que pasan por ese trance qué les lleva a decidir así? ¿Quiénes somos nosotros, eventualmente nosotras, para reprochar jurídicamente esa conducta, que no es criminal sino extremadamente difícil?
El aborto es una decisión terriblemente dura pero es un derecho de las mujeres no ser perseguidas por ello. Hace ya tiempo, en una clase extraordinaria en la Facultad, sostuvimos un debate encendido. Recuerdo que comenté que no era pro-abortista, no creo que haya nadie que lo sea, sino pro-elección.
Estoy completamente conforme con que esta cuestión se debata y se decida en el seno del que nace: las mujeres. Estoy absolutamente convencido de las ventajas de que la ley regule el acceso con garantías a la interrupción voluntaria del embarazo y, sobre todo, proteja a las mujeres antes, durante y después de la decisión. Estoy totalmente entregado a la idea de que el mejor aborto es el que se evita con una estrategia acertada de salud pública en prevención e información, como hay. Pero no seré hallado señalando a una mujer que haya abortado como asesina por una moral discretamente singular. Si otros elevaran sus corazones, sabrían que cuentan con un reproche definitivo. A lo peor lo saben y por eso no lo elevan.

sábado, 19 de enero de 2008

DIFERENCIAS CENTRALES

Gallardón caput!. Sin comentarios. La gaviota vuela rápido hacia la derecha del Padre... Conocí a Gallardón hace años en Madrid. Tuve la ocasión de conversar con él y me pareció, desde la distancia ideológica, un buen constructor de entendimiento. ¿Para cuándo una derecha cabal con la que poder discrepar para mejorar?
DIFERENCIAS CENTRALES
Se equivocó…la gaviota. La derecha sin complejos aparece, en estos momentos previos a las elecciones, aterida de frío por estar en el centro (de la tierra). Realmente, según entiendo, la incorporación del alcalde de Madrid al elenco azul no habría supuesto una inclinación a la moderación de la oferta pública a la ciudadanía que el grupo conservador propusiera pero, como la primera verdad del análisis electoral es que la política es percepción, el común de los mortales ha traducido su exclusión en un viraje, otro más, de la derecha a más derecha.
La gente corriente tiene preocupaciones y aspiraciones que la colocan en la realidad del día a día. Este sistema nuestro, con sus luces y con sus sombras, se dotó de los partidos políticos como elemento fundamental para la participación política. Conozco los esfuerzos de muchas personas, de todas las opciones ideológicas, por contribuir cotidianamente - y muy especialmente en épocas de decisión como ésta - a que las cosas vayan mejor para el resto de los ciudadanos. Lo hacen porque añaden libremente a su condición común con el resto de las personas un plus de compromiso público. La política es una arte noble que pretende solventar problemas reales, anticipar soluciones posibles y afrontar con las mayores garantías de éxito colectivo retos futuros. Claro que, si bien esto es un nexo donde todos se encuentran, las diferencias en la resolución de esa especie de ecuación hacen que podamos distinguirlos.
Hay derecha y hay izquierda. No es lo mismo: como no lo es avanzar en derechos ciudadanos o apostar por gestores económicos defensores de las élites privadas. Lo que no tengo claro es que haya centro pero sí creo que existen modos de hacer política con niveles de decisión participados y por el contrario una manera de enfrentarse a las coyunturas políticas con autoritarismo. Por supuesto no es reprochable que el líder de un partido adopte una decisión en función de un concreto guión ideológico pero parece menos defendible presentarnos a conocidos actores y actrices, radicalmente escorados en el rincón neocon, con vitolas moderadas.
La moderación es una forma de gestión de asuntos más que una opción ideológica. La importancia radica, en mi opinión, en centrarse en resolver los problemas de la gente corriente y responder eficazmente a sus aspiraciones. El catastrofismo del todo va mal sin mí no es un ejemplo brillante de talante moderado. Al final, no son verdades las mentiras por más que se repitan. El sitio de la gente es aquél en que se sientan cómodos la mayoría, sin estridencias para que la minoría no se sienta desplazada. Ahí residen las diferencias centrales: hay quienes construyen desde su posición, sin disfrazarse, y hay quienes están tan preocupados de entrar en el disfraz que pierden de vista el centro de la cuestión: servir para la gente corriente.

viernes, 18 de enero de 2008

EL RINCÓN DE CRISTINA: UN POCO DE GLORIA FUERTES

Gloria Fuertes es una representante excepcional del mundo de la poesía para los de menos edad. Cuando yo era niño recuerdo frecuentes apariciones suyas recitando poemas fáciles de rimas sonoras que engachaban a la cultura desde el inicio. Eran los tiempos de La Bola y del "si no quieres ser como ellas, lee" que decía una voz en off mientras la tele mostraba vacas. Ese mérito es tremendo.
No obstante, no sólo escribió ese tipo de poesía. También poesía adulta y muy buena. Propongo un análisis y un debate de ésta que sigue:

NO PERDAMOS EL TIEMPO

Si el mar es infinito y tiene redes,
si su música sale de la ola,
si el alba es roja y el ocaso verde,
si la selva es lujuria y la luna caricia,
si la rosa se abre y perfuma la casa,
si la niña se ríe y perfuma la vida,
si el amor va y me besa y me deja temblando.
¿Qué importancia tiene todo esto,
mientras haya en mi barrio una mesa sin patas,
un niño sin zapatos o un contable tosiendo,
un banquete de cáscaras,
un concierto de perros,
una ópera de sarna?
Debemos inquietarnos por curar las simientes,
por vendar corazones y escribir el poema
que a todos nos contagie.
Y crear esa frase que abrace todo el mundo;
los poetas debiéramos arrancar las espadas,
inventar más colores y escribir padrenuestros.
Ir dejando las risas en la boca del túnel,
y no decir lo intimo, sino cantar al corro;
no cantar a la luna, no cantar a la novia,
no escribir unas décimas, no fabricar sonetos.
Debemos, pues sabemos, gritar al poderoso,
gritar eso que digo, que hay bastantes viviendo
debajo de las latas con lo puesto y aullando,
y madres que a sus hijos no peinan a diario,
y padres que madrugan y no van al teatro.
Adornar al humilde poniéndole en el hombro
nuestro verso;
cantar al que no canta y ayudarle es lo sano.
Asediar usureros y con rara paciencia convencerles
sin asco.
Trillar en la labranza, bajar a alguna mina;
ser buzo una semana, visitar los asilos,
las cárceles, las ruinas; jugar con los párvulos,
danzar en las leproserías.
Poetas, no perdamos el tiempo, trabajemos,
que al corazón le llega poca sangre.

sábado, 12 de enero de 2008

EL PUENTE DE LAS PETICIONES







Junto a estas líneas pueden verse dos imágenes. Una, a la derecha, es el viejo Puente Romano, donde se aprecia cómo se podía transitarse con vehículos. La otra, arriba, enseña un momento de la restauración que ha culminado. El proyecto del arquitecto Juan Cuenca ha despertado el interés de mi ciudad y soliviantado al sector vociferante que todo sitio alberga y el mío, con particular desdén, practica. En fin, inserto también la composición que realizó Diario Córdoba sobre la reapertura y los comentarios que suscitó. Ese día cuatro manifestaciones convivieron con la reapertura del Puente Romano. Por eso, el Puente de las Peticiones. Una de ellas, arropada por el batallón carpetovetónico, proclamaba "esto no es un puente, esto es una mierda". Pues bien, entren y comparen.
La imagen de la restauración es de Diario Córdoba; la del centro es de Veinte Minutos y la del antiguo Puente Romano está libre de derechos colgada en Andalucia Imagen.
El puente de las peticiones

Esta ciudad milenaria, aguada por el río, recuperó esta semana uno de sus puentes. Romano para no confundirse y para entroncarlo con la dimensión que más íntimamente la caracteriza: tenemos el gozo de vivir en la historia hecha ciudad. Quien no lo haya paseado, que lo haga. Es bueno vivir las cosas que nos gustan con deleite y, para aquellos que no obtengan placer en sus caminos, resulta conveniente armar la crítica con fundamentos personales.
Somos gente curiosa. Si las cosas no se hacen, las reclamamos y, cuando están hechas, no nos gustan. No entiendo de estructuras arquitectónicas pero me atrevo a sospechar que la intervención del Puente Romano se habrá regido por criterios exageradamente contrastados. Supongo también que se podrá convenir de forma general que es bastante mejor evitar el tránsito rodado que someter un puente histórico de importancia monumental a una carga pesada de vehículos de todo tipo, franqueados por minúsculas aceras para peatones arriesgados, como antes. Estimo adecuado disponer una iluminación coherente con el entorno en lugar de sumar farolas cuya trascendencia cultural sólo ha sido justificada en el cine, extremo que las aproximaba más al atrezo que al rigor. En fin, como todo es opinable, llega el universo estético: el gran libro blanco del gusto personal. A mí me gusta. Sé que hay unos cuantos a los que no, aún retumban sus gritos que no descalificaron cómo es el puente, sino el propio puente: lo definieron sutilmente como mierda.
La mierda es sucia, el puente no. La mierda no se camina, el puente sí. La mierda no tiene una inversión relevante, el puente ha tenido trece millones y medio de euros para recobrarlo. Las mierdas no tienen pasarelas donde cruzar de un lado a otro admirándolas por debajo porque están pegadas al suelo, el puente sí. La mierda suele acompañarse de más mierda; en cambio, el puente es la punta de lanza de una recuperación completa en un entorno históricamente sensible y demográficamente humilde, con una de las mayores apuestas económicas de la Junta de Andalucía en esta ciudad que necesita tanto y algunos celebran tan poco. La mierda flota pero el Puente Romano preside la estampa del río.
No es bueno confundir el gusto propio con la realidad: es el Puente Romano. No cabe duda que todo el mundo tiene derecho a decir lo que quiera donde le plazca, venga quien venga, pese a quien pese; aunque lo vea el mundo expectante, a pesar de que se convierta en un acontecimiento de proyección cultural de esta ciudad - aspirante a la Capitalidad - de primer orden, por encima de las más que probables alabanzas del turismo que nos visite y de que se exponga académicamente como ejemplo de recuperación patrimonial para quien sepa y con independencia del esfuerzo inversor que comprometa. Yo soy también parte del todo el mundo y, en ejercicio de mi personal concepción sobre lo bonito y lo bueno, quiero añadir tres peticiones más a las que adornaron la reapertura del Puente Romano. Paseemos. Hagámoslo nuestro. ¡Dejémonos de gaitas!

sábado, 5 de enero de 2008

LA CLAVE DE LA CONFIANZA

La economía para un lado y para otro. Es importantísimo que se vea la situación económica en el prsima de las próximas generales y lo es porque no hay que rehuir el debate. Entre otras cosas, porque las cosas han marchado bien estos años; el equipo económico es solvente y la siuación general de España ha dado pasos para cambiar dos asuntos importantes: la dependencia energética y la dependencia del sector de la construcción. En materia energética se impulsan nuevas vías de recursos energéticos y con la construcción se han parado los impulsos especulativos del todo urbanizable. Un análisis pormenorizado de los datos que han salido estos últimos días arroja un incremento espectacular del desempleo en Murcia, PP, Valencia, PP, y Madrid, PP, por ejemplo - donde la construcción salvaje hace patria. Hay un incremento moderado en Andalucía, PSOE, Extremadura, PSOE, Cataluña, PSOE, y un descenso en Galicia, PSOE, y Asturias, PSOE. En fin, de la noticia simple al análisis más completo dista un mundo. La clave para la superación de este repunte puntual es la confianza. Si creemos en el país y no lo hundimos para salvarlo, con la profecía de la catástrofe, avanzaremos más.
La clave de la confianza

La aventura de predecir los ciclos cambiantes de la economía es cada vez más difícil y, consecuentemente, nos preocupamos con los sobresaltos. No obstante, no es siempre tan fácil analizar cómo se presentan las cosas desde una perspectiva simple. Los indicadores económicos no son unívocos y los datos que dejan vislumbrar un panorama no tan alentador como en otras etapas son tan relativos como los que hace meses nos reportaban un clima de bonanza que no tendría fin.
No son buenos los datos que hemos conocido estos días. No es positivo que repunte el desempleo y, por supuesto, no lo es que lo haga la inflación. Nos quejamos, con razón, de la subida de los precios y de la carestía de la vida en general que no acompasa su incremento con subidas salariales que la hagan soportable. Es una obviedad decir que esos datos son negativos. Ahora bien desde el conocimiento del comportamiento de los precios y el desempleo tenemos que relativizar su lectura. Asistimos a una coyuntura económica concreta en nuestro país y otra general. La general es más fácil de percibir y está en la mente de todos: hay un encarecimiento global de los productos por el exorbitante precio del petróleo a escala mundial. Somos un país dependiente en materia energética y las decisiones económicas que se adoptan en este campo afectan en escala a toda la economía. Una subida del precio del barril a nivel planetario afecta a las economías locales y la altura de su precio llega a los cien dólares, máximos históricos. Que el mundo se encarezca no nos redime ni nos consuela pero es una variable indispensable para atajar el problema. La naturaleza coyuntural de este alza inflacionista la han puesto de manifiesto diversos analistas que la consideran así y cifran la inflación en niveles más próximos al tres por ciento en un horizonte de seis a doce meses.
La otra cuestión es la del aumento del paro. Es negativo pero hay que moderar el juicio. El aumento del desempleo no ha afectado al volumen de altas en la Seguridad Social, lo que minimiza sus efectos, y se concentra mayoritariamente en el sector de la construcción. Éste es un dato importante porque supone la constatación del fracaso de una política liberal que sostuvo la anterior gestión del suelo con el mecanismo popular del todo urbanizable. La especulación construyó más de lo que el mercado requería y los ciudadanos medios pedían un ajuste necesario en el precio de la vivienda. La brutal escalada se ha rebajado y se ha puesto coto al afán especulador porque ya no vale todo.
La economía prefiere la estructura a la coyuntura. La complejidad de este tema no se resuelve con unas frases catastrofistas que olviden medio millón de empleos por año en la octava economía del mundo. No ha sido por casualidad, es por confianza en el país.