lunes, 1 de junio de 2009

ES UN CLAM¡

Es un clam!
Esta vez las sensaciones son distintas. Se ha terminado un año mágico para la afición del Barcelona. Hemos visto un fútbol que enamora, una tensión permanente por ganar, por meter más goles, sin aliviar al adversario de la admiración que despierta el espectáculo en los campos de césped que, ansiosos, esperaban el movimiento de la pelota rodándolos, de pie a pie, toque por toque, ganando espacios, firmes en el área, intentándolo de nuevo, marcando otra vez, repitiendo la jugada como si fuera el minuto final, y aunque lo fuera. Una gozada hecha fútbol.
El Barça es campeón de Liga, Copa del Rey y Champions. Guardiola ha construido un grupo formidable con los mismos mimbres que la pasada campaña. El campeón se deshizo de algunos jugadores encumbrados que habían dejado de aportar al colectivo y se afanó en hilar un juego de equipo apoyado sobre los resistentes, que dificulta observar quién es de los buenos, el mejor. La importancia de la labor de Guardiola es que tal comparación no la tiene. Ha derrochado imaginación y fantasía en el terreno de juego pero ha repartido responsabilidad y reconocimiento. El mérito, esencialmente suyo, lo ha repartido generoso con los jugadores. Les ha hecho sentirse parte de algo, mejor y más grande que ellos: una empresa colectiva con un éxito servido en que todos tienen parte, lo saben y se les reconoce. Es un método organizativo brillante, propio de un equipo campeón que ha logrado un éxito sin precedentes.
Es mucho lo que se puede aprender de este Barça, casi tanto como lo que se puede envidiar. Más allá de las tres copas, del reconocimiento externo que reciban y de la consideración pública que han alcanzado, estoy seguro de que los componentes de este fantástico grupo no olvidarán lo que han disfrutado este año. Todo el trabajo que realizaron, las dudas que hubieron de soportar al inicio – ya no tan recordadas – y los momentos de tensión que han sufrido se alivian en el triunfo, pero quedan en la memoria y constituyen el centro de lo que les va a hacer mejores en la competición que más importa. Cuando he visto a este Barça pelear la victoria, me he olvidado del resultado. Luego ha venido la normalidad de lo cotidiano, aunque en las conversaciones hayan pesado las gestas que estos fenómenos han logrado.
El Barça del triplete enseña mucho. Un juego espectacular se basa en el esfuerzo. Un entrenador estrella dirige el conjunto con exigencia y el reconocimiento indispensable a los jugadores parte del colectivo. Y cuando el éxito llega, es global, rotundo e inapelable.

EL VOTO DEL POLLO

El voto del pollo
Me parece que los pollos que adornan el Paseo de Córdoba invitan a una reflexión. Dos pollos, que nos inquietan con su presencia, presiden una pregunta sobre las etiquetas y éste es uno de los motivos presentados para votar en las elecciones europeas. Ciertamente, no resulta extraño que se perciba el Parlamento como una institución poco útil. La campaña pretende captar la atención, pero puede desviarla hacia la apatía y generar el efecto contrario al deseado.
Cincuenta mil personas en la provincia de Córdoba reciben ayudas procedentes de la Unión vinculadas a la Política Agraria Común. Esto se traduce en trescientos veinticinco millones de euros anuales. Estamos en 2009. El próximo año se revisa la PAC y puede que 2013 represente el fin de esta política, tal y como la concebimos hoy. Esta legislatura que comienza ahora, y que terminará en 2014, es por tanto esencial al respecto y la decisión es estrictamente europea. Importa algo más que el etiquetado.
La Unión Europea decide también sobre las OCMs de los distintos sectores como el vino, hortalizas, algodón o aceite. Todos esos sectores, junto con el olivar, son vitales en nuestra economía. Sus reformas se sustanciarán durante los próximos años. El sector del aceite está inmerso en una crisis de precios y esto señala que la regulación actual no sirve. La reforma de la OCM de Frutas y Hortalizas ha puesto en aprietos a los productores de cítricos de la Vega del Guadalquivir y la zona norte de la provincia puede verse afectada por la eliminación de la cuota láctea en 2015. Todas estas cuestiones tienen una importancia profunda y la decisión que se tome en el próximo período, con un nuevo Parlamento y una nueva Comisión, exige implicarse en las votaciones.
Hay que pensar un momento a quién beneficia que Europa no importe. Parece sensato observar el detalle: si se habla de temas europeos, hay que aportar soluciones. Los partidos estarán obligados a definir en primer lugar cuál es su compromiso con la idea de la Unión; segundo, qué oferta política plantearán en el Parlamento para temas económicos esenciales y tercero; qué modelo de desarrollo social quieren ofrecernos. Hay dos posibles: el conservador, promocionado por el pollo, o el progresista, que reivindica la importancia europea. Podemos aprovechar para discutir, debatir y confrontar temas internos pero tenemos la responsabilidad fundamental de decidir el futuro en lo que toca ahora. Incluida la etiqueta del pollo.

viernes, 22 de mayo de 2009

UNA CUESTIÓN EUROPEA

Una cuestión europea
En un mes, nueva convocatoria electoral. Es importante que sepamos discernir la importancia que tiene poder decidir porque nos enfrentamos probablemente a la peor coyuntura económica desde los años treinta del pasado siglo. Se han destruido en Europa diez millones de empleos y eso conlleva consecuencias dramáticas para los ciudadanos de la Unión.
Inevitablemente, las elecciones europeas van a discutir temas internos de cada país. No obstante, a pesar de los múltiples intentos que existirán para obviar el debate europeo y sustituirlo por uno estrictamente nacional, es necesario que situemos la cuestión que se dilucida en sus justos términos: en Europa urge un cambio de rumbo.
El liderazgo que ejerce Europa en el mundo es muy pobre actualmente. No hay altura política que permita distinguir, con voz firme, una posición común en temas esenciales para la humanidad. Esta crisis de liderazgo, de personas y de ideas, se agudiza cuando se compara con el impulso nuevo y contundente del otro lado del Atlántico con la figura de Obama. Asumo que nuestro sistema no generará ningún Obama europeo, porque la Unión no es un solo Estado, ni parece que lo vaya a ser, pero no puedo renunciar a la práctica de políticas globales en la Unión, coherentes con los postulados de reforma económica y social que chocan con el movimiento neocon, desterrado en los Estados Unidos pero vigente en la Unión Europea. Hay que cambiar la relación de fuerzas políticas en la UE.
Es inaplazable establecer un plan de recuperación para Europa que pare la sangría de puestos de trabajo y lo haga protegiendo derechos sociales. La receta de la reforma que debe imponerse es simple: los países que formamos la Unión debemos tener un único sistema socioeconómico, el que más empleo genere con mayor protección social. Eso implica obligadamente un cambio de rumbo.
La nueva voz europea que surja de las elecciones tiene que ser fuerte. No hay posibilidad de un nuevo liderazgo sin una institución robusta y esto se consigue con las urnas en democracia. Si la ciudadanía no participa en la elección de sus representantes, no podremos iniciar el camino de recuperación económica de toda la Unión y además dejaremos el peso político de Europa en manos de verdaderos euroescépticos con una conclusión evidente: tendremos aún menos espacio en el mundo.
Recuerdo que Europa permitió a nuestro país abandonar definitivamente el ostracismo en 1986. Europa fue una cuestión española. Es el momento de devolver el impulso recibido entonces.