sábado, 17 de febrero de 2007

EL TRIUNFO DEL FUTURO

Publicado en DIARIO CÓRDOBA el día 16-02-07. Aquí lo dejo.

18-F: EL TRIUNFO DEL FUTURO

Las mejoras en nuestros pueblos y ciudades desde el Estatuto del 28-F son evidentes. Si la vertebración del territorio ha sido una constante hasta ahora, la profundización en la modernización del tejido productivo y social es el nuevo reto. Pero en el marco del desarrollo actual, precisan de una referencia que con visión de conjunto coordine y oriente las actuaciones municipales en un escenario territorial más amplio de forma que cualquier ciudadano, independientemente de su lugar de residencia, disfrute de un acceso equitativo a la calidad de vida y a los servicios básicos. Este modelo lo garantiza el nuevo Estatuto.

El nuevo Estatuto apuesta de una manera decidida por el Desarrollo Rural, no ya únicamente desde una visión de compromiso con los ciudadanos que viven en este medio, sino como uno de los elementos básicos de aplicación para la consecución de los objetivos de vertebración territorial y desarrollo sostenible. La diversificación y revitalización del mundo rural debe orientarse desde la perspectiva económica, pero también desde la consideración ambiental, social, demográfica, cultural y territorial, promoviendo en suma un desarrollo sostenible del medio rural. No es sólo el Estatuto sino la Ley de Desarrollo Rural Sostenible la que incide en este aspecto. La dinamización de la sociedad rural, la diversificación de su economía y el equilibrio territorial son los tres objetivos básicos que el nuevo Estatuto consagra para el medio rural.

Las competencias sobre el Guadalquivir supondrán un control directo de la política de agua en Andalucía, desde el respeto a todos los territorios y la solidaridad con ellos. Tendremos por fin un nivel de decisión, y no sólo de receptor de decisiones, que permitirá salvaguardar los intereses de Andalucía, del desarrollo global sostenible, y del campo andaluz y su progreso. Es el único Estatuto que recoge un título específico sobre Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible. El Estatuto que vamos a votar y que refleja la nueva realidad de Andalucía no es indiferente a los problemas ambientales y por tanto proclama la mejora de las condiciones de bienestar de nuestros ciudadanos debe fundamentarse necesariamente sobre la mejora de la calidad ambiental de nuestros pueblos. Este compromiso por la mejora del medio ambiente no es una cuestión de oportunismo político, sino un compromiso real que asumimos libremente a través del Estatuto con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de las generaciones actuales y venideras. En el mundo rural se concreta con la prevención de incendios forestales y el combate a la desertización y muy particularmente con la protección especial de suelos agrícolas para evitar la especulación y garantizar la actividad productiva agrícola en términos de eficiencia y modernidad.

El nuevo Estatuto compromete apoyos para la economía social como motor de crecimiento solidario, que ha liderado históricamente la mayor implicación social, territorial y medioambiental de la empresa con el entorno en el que desarrolla su actividad. Las cooperativas son para el nuevo Estatuto la clave del desarrollo económico, singularmente, en aquellas áreas geográficas más desfavorecidas o víctimas de fenómenos de reestructuración de la actividad productiva, creando prestaciones sociales nuevas relacionadas con la dependencia y la inserción social de los colectivos más desfavorecidos, y constituyéndose en espacios de participación del trabajador en la dirección de la empresa. El nuevo Estatuto garantiza el acceso a los medios de producción como un derecho y por ello fomenta las cooperativas.

El 28-F, Andalucía no estaba en la Unión Europea. Ahora, como el resto del país, sí. Y en ese nuevo contexto, el Estatuto nos sitúa en un papel trascendente, asumiendo competencias propias y facultades de codecisión en lo que nos afecta. Participaremos, gracias al nuevo Estatuto, en la toma de decisiones que se dirijan al pueblo andaluz, como las reformas de las OCM del aceite, del azúcar, del vino, frutas y hortalizas o algodón y, a través de la comisión bilateral permanente con el Estado, tendremos que ser escuchados en lo que nos afecta, como la adopción de medidas en sectores clave para nuestra economía, como el régimen especial agrario.

Hay ocasiones en que descubrir las ventajas de una norma lleva tiempo. Hay otras ocasiones en que las normas se adelantan al tiempo que vivimos. Andalucía, situada ante el futuro, en sus pueblos y en sus ciudades pero, sobre todo, con su ciudadanía, tiene la oportunidad y la responsabilidad de dar una respuesta afirmativa, que cuanto más alta y grande sea más le servirá para ganar el futuro.

sábado, 10 de febrero de 2007

Un Estatuto para la gente

Diario Córdoba ha publicado el 9 de febrero un artículo que he escrito sobre el Estatuto de Andalucía, otra vez. Insisto en ese artículo sobre las ventajas que reporta el Estatuto en el campo de los derechos que se blindan y la necesidad de responder a nuevos indicadores que reflejan una realidad actual de Andalucía que aconsejan generar nuevas normas que sirvan para cubrir las necesidades que señalan. Lo cuelgo aquí.

UN ESTATUTO PARA LA GENTe

El nuevo Estatuto refleja la ambición de Andalucía. Hemos mejorado sensiblemente. Queremos crecer más, estar en cabeza del desarrollo. Este nuevo Estatuto salvaguarda los intereses de todos los andaluces y andaluzas, y nos sitúa en el nivel que nos corresponde en 2007 por historia, peso político y peso demográfico. Con respeto a todos, a niveles máximos. Ni más ni menos que nadie.

Es necesario que sepamos que el momento histórico de Andalucía es distinto al que vivimos en el 28-F. Las normas se hacen en función de la sociedad a la que se dirigen. El avance del desarrollo que hemos tenido ha hecho que tengamos unos indicadores diferentes a los de aquel momento. La nueva realidad andaluza puede verse en que hemos pasado de un sistema de desatención sanitaria y educativa a universalización de sanidad y educación; de un 18% de analfabetismo a un escaso 3%; de una sociedad desigual a una comunidad pionera en políticas de igualdad entre hombres y mujeres; del desempleo y crisis económica a la creación de más de un millón de puestos de trabajo con más de tres millones de ocupados; de un 19% de presencia de la mujer en el mercado laboral a un 41%; de un territorio sin infraestructuras a un territorio vertebrado: 171 km de autovía entonces, hoy más de 2000 km; de menos de 30% de la población con estudios secundarios o superiores a más de un 55%; de cinco universidades con 93000 estudiantes a diez universidades con 230000 estudiantes; de 2000 empresas registradas en 1981 a más de 20000 nuevas empresas cada año; de no tener estructura de formación ni investigadores ni científicos a más de 25000 investigadores trabajando, y a ser referencia española, europea y mundial en la vanguardia de la investigación biomédica con la progresión en materia de células madre. De una foto en blanco y negro, que ya es historia, a una foto en color de una Andalucía dinámica, que crece y que avanza. Aunque no todo funciona perfectamente y hay problemas que resolver y campo donde progresar, tenemos una buena realidad para un magnífico horizonte. Ese horizonte se hará posible con el nuevo Estatuto que concreta nuevos derechos garantizados, blindados, sobre la base de estos nuevos indicadores.

Por primera vez un Estatuto recoge derechos sociales específicos para los mayores. El artículo 19 consagra los derechos de los mayores y se concretan en asistencia integral al mayor, con políticas para que su calidad de vida no baje con la edad sino que suba. Lo que se hace en el resto del país con las leyes, como la de Dependencia, (asistencia domiciliaria, ayudas al familiar que se ocupa de la persona dependiente, más plazas en residencias…) se convierte en Andalucía en un derecho consolidado para siempre, garantizado por el Estatuto.

La igualdad plena de hombres y mujeres es un derecho garantizado y se reconoce del mismo modo el derecho de la mujer a la protección contra la violencia de género. No es sólo una política coyuntural sino un derecho garantizado para siempre. Hay igualdad en todos los ámbitos. Los impulsos legislativos para todo el país con las leyes de igualdad y contra la violencia de género es en Andalucía un derecho consolidado, garantizado para siempre por el nuevo Estatuto.

El mantenimiento y desarrollo del grado de formación de los jóvenes andaluces a través de un sistema educativo público de calidad, donde ya somos referente, es una garantía más del nuevo Estatuto. En el resto de España la Ley de Educación recoge esta idea pero en Andalucía es un derecho que nos lleva a aprovechar y superar las oportunidades de la generación mejor formada de nuestra historia. El acceso a la vivienda a través de la obligación de la administración de promoción pública de vivienda es la primera vez que se fija como un derecho ciudadano, particularmente de los jóvenes, y como un deber público. Por otra parte, la asunción de las políticas activas de empleo para Andalucía, y desde Andalucía, repercutirá positivamente en el empleo joven. A través del Estatuto se obliga a los gobiernos de Andalucía a establecer políticas específicas de inserción laboral para jóvenes. No es que los gobiernos quieran hacerlo es que, con el Estatuto, tienen que hacerlo.

El nuevo Estatuto responde a las necesidades de la gente normal. Hemos recorrido un camino enorme en los últimos veinticinco años. En poco tiempo relativo hemos alcanzado un nivel muy alto. El lugar al que llegaremos los andaluces será más alto, y en menos tiempo, si apostamos por este instrumento y lo hacemos eficaz con nuestra participación. Tenemos un capital humano bien formado, autoestima y un proyecto de futuro sólido que se representa en la modernización andaluza de la que el Estatuto que vamos a votar es garantía.

viernes, 2 de febrero de 2007

El Estatuto que nos hará fuertes

Hoy ha comenzado la campaña del referéndum del Estatuto de Andalucía. Estoy, como sabéis los que habéis leido algo aquí, totalmente de acuerdo con este proceso de reforma estatutaria, que viene desde el año 2000, mucho antes que cualquier pensamiento de reforma en cualquier otra comunidad del país. Estoy convencido de las ventajas que aporta para Andalucía. Cuelgo un artículo que me ha publicado DIARIO CÓRDOBA el 2.02.07.

EL ESTATUTO QUE NOS HARÁ FUERTES

La ciudadanía andaluza se enfrenta a un reto de gran importancia el próximo 18-F. Nos consultarán sobre la aprobación del nuevo Estatuto para Andalucía. La gran transformación experimentada por Andalucía en los dos últimos decenios puede sellarse con una participación responsable. La sociedad andaluza tiene que contribuir decididamente a obtener una alta participación en el referéndum.

El Estatuto se legitimará democráticamente cuando el volumen de votos afirmativos sea mayor que el de negativos pero a nadie se le escapa que una afluencia a las urnas que sume muchos ciudadanos eleva aún más esa legitimidad. Una cuestión aritmética de trascendencia: si el proceso de reforma estatutaria ha sumado los apoyos de un noventa por ciento de nuestros representantes, a salvo de la opción del no que representa sorprendentemente el Partido Andalucista, tiene sentido que los representados, nosotros, refrendemos con nuestro voto afirmativo las opciones políticas que han logrado el Estatuto.

Una participación elevada supondrá un refuerzo de Andalucía en España. El Estatuto, cuya constitucionalidad no admite dudas, ha supuesto una imagen de consenso y unidad en torno a los grandes proyectos de país que resulta envidiable. Sin mucho ruido, impulsado por el PSOE desde el gobierno andaluz, concitando el apoyo desde el inicio de Izquierda Unida y sumando finalmente al Partido Popular, ha trasladado una imagen de seriedad, esfuerzo y sensibilidad que destroza tópicos crueles y reclama su posición esencial en el sistema autonómico español. El Congreso y el Senado aprobaron de forma casi unánime el texto final del Estatuto. El proceso ha sido ejemplar, aun en la superación de las dificultades. El refrendo de la ciudadanía permitirá que los receptores de esos esfuerzos, nosotros, valoremos democráticamente esa gestión y, sobre todo, esa buena imagen. Si no votásemos, no lo podríamos valorar, sencillamente.

La participación refuerza también los contenidos del nuevo Estatuto. El texto incluye importantes novedades jurídicas, sociales y políticas, cuya descripción pormenorizada llevaría mucho espacio. No obstante, es importante destacar que es un Estatuto que permite muchas lecturas en función de los intereses que queramos ver específicamente protegidos. Define nuevos campos en materia de derechos para mujeres, jóvenes y nuestros mayores. Establece un marco más moderno y detallado para los Ayuntamientos. Asume nuevas competencias, particularmente interesantes en materia de agua y relaciones institucionales. Y, esto resulta trascendental, lo hace desde una óptica solidaria, aunque exigente y ambiciosa, con el resto del país.

La participación en el referéndum es una responsabilidad de los andaluces porque hemos sido los grandes impulsores del desarrollo en Andalucía. No podemos esperar que los demás lo arropen como lo haremos nosotros, porque casi nunca nos han brindado el apoyo para impulsar nuestro avance. El 28-F Andalucía entendió que tenía una oportunidad que no podía perder porque vio en el autogobierno una posibilidad de salir del subdesarrollo en que vivía, cargando las culpas de períodos oscuros y arrastrando problemas serios de autoestima como pueblo.

La mitad de la población andaluza actual, la de 2007, no votamos el Estatuto del 28-F. No lo votamos porque no teníamos la edad para hacerlo o ni siquiera habíamos nacido. En cambio, como es lógico, sí que hemos disfrutado las ventajas que nos ha reportado el autogobierno, la autonomía, la apuesta que se hizo por el futuro en 1980. Aquella apuesta ambiciosa nos ha permitido llegar hasta aquí en estas condiciones que, sin ser óptimas, pueden calificarse de brillantes si observamos objetivamente aquel lejano punto de partida. Este hecho nos hace doblemente responsables a quienes no pudimos votar entonces: devolver con nuestra participación el disfrute de los logros alcanzados y garantizar con nuestra participación el avance hacia nuevos logros, para que quienes el próximo 18-F no puedan votar por los mismos motivos disfruten un nivel de desarrollo mayor que el que nosotros hemos gozado.

Necesitamos un nuevo Estatuto porque estamos en pleno auge y desarrollo. Andalucía se moderniza: el Estatuto es el instrumento jurídico que acoge los beneficios de esa modernización. Si hacemos moderna y mejor nuestra vida cotidiana, tenemos que dotarnos de normas más modernas y mejores que lo hagan posible. Con el 28-F, Andalucía se movilizó porque entendió perfectamente que ese Estatuto era la vía para salir del subdesarrollo. De la nada consiguió este nivel de desarrollo. Ahora que partimos de un nivel sólido, seguro y firme, tenemos la oportunidad de encabezar el futuro.