sábado, 3 de mayo de 2008

CELEBRAR EL TRABAJO

Celebrar el trabajo

Nos gusta afrontar las cosas con comodidad, sin la contundencia exigida por la realidad que la gente padece. Necesitamos la responsabilidad de quien puede contribuir a arreglarlo. Me explicaré. El hecho es que se acabaron las vacas gordas. Vivimos en tiempos de dieta. Si hemos sido precavidos, nos quejaremos de vicio, y sin serlo – que es lo normal, porque somos seres que compran ocio, diversión y se definen en la parte buena de la vida – no tendremos tiempos tan estupendos como otros que hemos pasado.
Escuchamos que la crisis está aquí. Personalmente no creo que sea para tanto. La mejor economista que conozco dice que las crisis dependen de cómo se administre uno. Probablemente no le falte razón. No obstante, no hay tanta alegría como otras veces y empieza a notarse. El concepto de la alegría es tan amplio que merece una concreción. Estimo que hay quienes son dos millones menos alegres con respecto a unos ingresos de veinte por año. Es una tristeza considerable pero otros son doscientos euros menos alegres sobre una base de mil doscientos por mes. Esta tristeza sobrevenida es la que preocupa.
Hablo de empleo. Queda poco para que las empresas nos digan que hay que apretarse el cinturon y que debemos caminar por la moderación salarial y la contención en los derechos económicos y sociales. Traducido: menos sueldo y más inestabilidad laboral. No estoy conforme. Si las medidas empresariales de resituación, para generar nuevas estructuras, se encaminan a alcanzar una mayor competitividad de nuestros productos, formidable; eso implica inversión de capital. Si significan atender la formación, la seguridad y la carrera de sus trabajadores para mejorar la capacidad del factor productivo, estupendo. Pero si las medidas empresariales se dirigen a mantener el actual nivel de beneficios a costa de reducir empleo, no me cuenten entre los palmeros.
La estabilidad económica requiere visión y compromiso de los dirigentes públicos y también, especialmente, de los inversores privados. Los actores económicos podrían reducir su previsión de beneficio para garantizar el empleo actual y permitir la creación del futuro. Además no es gratis. No les pido que no ganen sino que inviertan en capital humano. Pido que no se pongan en duda ni los sueldos ni los empleos. Es la oportunidad de retratar su responsabilidad social al ajustar los beneficios, no los salarios ni el puesto de trabajo. Es hora de que compartan la tristeza, si la tienen.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

lo ideal es que no tocaran el empleo,pero al fianl la cuerda se rrompe por el lado más fragil,el trabajador.por desgracia siempre ha sido así,lo sé por experiencia personal.no invertiran en ver nuevas formulas ni se conformaran con ganar menos.querran ganar más y más y para eso reduciran gastos,no en cenas,viajes,regalos,coches pero sí en personal.es cierto que no hay alegria pero cada dia somos más a repartir el pastel y por tanto el trozo es más pequeño,pero puede seguir comiendo todo el mundo.aunque al capitalismo lo que de verdad le interesa es comer ellos y los demás que estemos a dieta.no es que sea negativa.en absoluto,pero la realidad está ahí a los empresarios y los bancos les interesa no mover dinero y está demostrado que con gobiernos de izquierdas esta es su forma de presionar"no hay dinero no hay trabajo"siempre es lo mismo.pero ánimo que pasará,como todo.

Anónimo dijo...

Richarrrrrddddd !!!! actualiza ya el blog leñes..... que aunque no te guste el articulo que escribistes el sabado pasado en el diario cordoba, no quiere decir que seas mal escritor...hay articulos buenos, malos y peores,, pero eso no quita de ser un buen redactor e interprete como tú... UN SALUDO

Anónimo dijo...

Apoyo a Miguel, ¿por qué no pone el artículo de esta semañana anterior? Saludos!