lunes, 21 de julio de 2008

DE LOS PRINCIPIOS (O NO)

De los principios (o no)
Manifiesto que escribo desde el gusto personal por la belleza, sin introducirme en otros campos que exigirían un análisis más profundo. Por aquello de la belleza, entendida en el sentido clásico: lo bello es lo que visto gusta. Me gusta esta vida que da pasajes de viaje mental que me han fascinado. De los cuentos que cuento con sus personajes.
Su trama establecida sin complejos, su tiempo - en ocasiones maloliente y sórdido y, en otras, tierno y sensible - nos sitúa entre el retraso y un disfrazado progreso de un mundo en cambio a velocidad de vértigo, desde el ascenso social a las caídas rotundas
Me fascina el relato del ascenso de la buena gente, una gente real con arañazos morales y dificultades ocasionales de honestidad, como en el fondo somos todos. Tienen lo que muchos otros: contradicciones y sueños y la absoluta suerte de vivir segundas y terceras oportunidades. Su ciclo vital respeta incluso la corrección externa de las vidas de otros que se quedaron sólo en la primera oportunidad, y hasta sin ésa.
Huyo consciente de relatar relatos. Defiendo mi gusto por sobrevolar los pastos y esa distancia se convierte en una excusa para hablar de los verdaderos protagonistas: las gentes que hacen las cosas lo mejor que pueden. Defiendo mi opinión sobre los asuntos en que me fajo para intentar cambiar algunos puntos oscuros que no me convencen. Defiendo esa dosis de ingenuidad que hace que vivamos lo que nos ocurre con una sorpresa permanente. Defiendo que seamos menos adultos, de vez en cuando, para ver los colores definitivos con la madurez genuina de los nenes. Defiendo que es bueno alterar la música que nos ponen, que hay que relativizar lo absoluto y darle ese valor a lo relativo.
Vivir con pasión es un ejercicio aconsejable. Medirse en las pozas calmadas resulta demasiado aburrido. Descender un río de montaña tiene sus riesgos, no lo niego, pero dónde acaban los que lo empiezan: terminan en el mismo remanso que los tranquilos que llegan andando. Pero sonríen más.
Un conocido chamán, o gurú o lo que sea, me ha dicho últimamente que tenga cuidado con lo que sueño, no vaya a ser que lo consiga. No hay enemigo pequeño en esta sociedad discreta. La función del alma radica en su entrega, es esa parte que te toman cuando por primera vez tus hijos te cogen el pulgar.
Se puede sorprender quien lo lea pero confesaré que soy marxista. Como Groucho, que ése es mi marxismo, estos son mis principios, pero si no les gustan, tengo otros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

oportunidades pedimos todas y todos alguna vez y en ocasiones no se concenden a quienes más se las merecen por razones absurdas, a veces aireamos nuestros principios y no los aplicamos con los que realmente nos quieren de verdad y nos lo han demostrado sin pedir nunca nada a cambio, y se los damos a quienes continuamente nos estan echando la pata por encima