sábado, 27 de octubre de 2007

28 de octubre de 1982, 25 años de la victoria de Felipe

Felipe. 25 años. Sin palabras.
FELIPE
Mañana hará veinticinco años del cambio. Una de las cosas que siempre me han llamado la atención es la capacidad de los grandes líderes para transformar la realidad en que la gente vive. Otra es que cuando el caudal del cariño, de simpatía, de afectos y de carisma es tan enorme se disparan las emociones y las personas deciden libremente identificarse tanto con alguien que lo llaman por su nombre: Felipe.
1982-1996, catorce años de gobierno de Felipe. Catorce años con sus luces y sus sombras. Pero seamos honestos: con muchas más luces que sombras. Como en la vida misma, las personas jalonan su trayectoria con éxitos y fracasos, con esfuerzos y dejaciones, con aciertos y errores. Lo que cuenta es el balance final. Felipe se encontró un país antiguo y lo llevó a la modernidad; Felipe se encontró una España socialmente fracturada y extendió la clase media, achicando los extremos; Felipe comenzó a gobernar fuera de Europa e introdujo al país en el mundo; Felipe universalizó la sanidad, la educación pública y generó el actual sistema de seguridad social. Felipe hizo el cambio.
Yo era muy pequeño en 1982 y hasta 1993 no pude votar por la continuidad de ese cambio. Fueron tiempos duros aquéllos. La presión a que fueron sometidos los gobiernos socialistas fue tremenda. La derecha económica, social y política del país, con cierta parte de la izquierda, practicó una presión motivada estratégicamente en los casos de corrupción pero que realmente tuvo su fundamento en el hastío que le provocaban sus derrotas electorales sucesivas. Multiplicaron su actividad entre 1993 y 1996 y Felipe perdió. Terminó un ciclo político impresionante de un liderazgo excepcional.
Lógicamente, todo lo que expreso aquí es mi opinión. Como es mía, no tiene por qué ser comedida ni sujetarse a la moda de darle caña a ese trozo de la historia de España que tuvo a Felipe González como presidente. La primera vez que el Partido Socialista gobernó España en su historia fue un logro colectivo de más de diez millones de votos ilusionados, que repitieron en 1986, 1989 y 1993 aunque con distintas intensidades. Nuestro país es hoy distinto al de 1982 y mucha responsabilidad en esa transformación la tienen los gobiernos de Felipe.
Escuché una vez a Felipe decir que el liderazgo político se sustentaba en la capacidad de anticipar el futuro. Mañana recordaré que el pasado reciente de España hacia un futuro en que pocos creían lo puso en marcha Felipe. Por consiguiente, celebraré admirar al Presidente González.

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