miércoles, 7 de enero de 2009

INVERTIR EN INGENIO


Invertir en ingenio
El fragor de la crisis no ha impedido que el día 11 de diciembre el Congreso convalide el decreto que manda 8000 millones de euros a los municipios del país. Tampoco la abstención del PP, con su habitual obstruccionismo, evita que se vaya a marcar un hito relevante en la historia de la inversión pública en España.
Este plan de estimulo de la economía y de inversión estatal es una respuesta distinta. Concreta una aportación enorme de fondos públicos en un sólo año, más de 140 millones de euros en nuestra provincia. Que las posibilidades del decreto sean reales requiere que se preste la mayor atención a su aplicación y así despliegue sus efectos de la manera más ágil posible. Los gobiernos locales, normalmente necesitados y siempre justificados en sus quejas, tienen la oportunidad de aportar con su responsabilidad un nivel de rigor y exigencia extremo para el cumplimiento de estos fines, de manera que respondan con diligencia a este envite y hagan todo lo necesario para que los trabajadores y las trabajadoras puedan beneficiarse cuanto antes. Si las obras pueden comenzar desde el 11 de enero de 2009, no podemos perder ni un solo día sino apurar los plazos en positivo. Es decir, mejor cuanto antes. El compromiso añadido de la Junta, con 27 millones de euros más, para aumentar la inversión pública en el ámbito local, favorecer el empleo y la actividad de las empresas de construcción en los municipios tiene que incidir también en esta ocasión histórica.
Los ayuntamientos tienen una exigencia de eficacia sobre ellos para que tengan todo lo necesario hecho, de forma que los fondos sean recibidos por sus destinatarios, quienes sufren las consecuencias de una crisis económica, con hondas raíces en el fracaso de un modelo capitalista injusto, promovido por el neoliberalismo que ha conducido la economía internacional.
Esto tiene que servir para activar la economía y crear empleo. No cabe que haya dilaciones. Necesitamos respuestas locales urgentes, eficaces y ágiles. Es el momento de la responsabilidad. No es tiempo sólo de beneficios, es tiempo de empleo.
El compromiso que tenemos que adoptar reside en la activación económica a través del mejor motor de esta sociedad: las personas que la forman, en el ingenio de un país que invierte en su futuro. Que otros se abstengan no es un problema, es una irresponsabilidad. A cada cual, la suya. En este país, necesitamos soluciones: ocho mil millones empiezan a sonar bien.

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