sábado, 30 de junio de 2007

LOS CUENTOS QUE VIVIMOS

Publicado en Diario Córdoba, sábado 30 de junio de 2007. Aquí lo cuelgo.

Los cuentos que vivimos

Mi hija Laura se levantó aquel día enfadada: tiene el genio bien sobrado. Tendría poco más de dos años y hablaba, mucho como ahora, con la media lengüeta que se tiene con esa edad. Mi hija Andrea era sólo un bebé entonces. Debía tener meses pero ya fijaba su atención cuando los colores eran vivos y el movimiento rápido. Aquellos eran los días en que Peter Pan nos salvaba a través de la tele. Luego han llegado otros: Shrek, todos los de Disney, algunos raros, incluso Don Quijote…pero ninguno como aquellos días en los que Peter Pan nos salvaba.

Laura, como decía, estaba enfadada. No recuerdo muy bien por qué. El hecho es que al rato de tener puesta la película por enésima vez se aburrió y alguna trastada hizo. Probablemente a su hermana. Su madre y yo le reñimos y, casi seguro, yo más. Ella, herida y enfurruñada, me miró desafiante, levantó su mano derecha a modo de espada, se puso en guardia y me espetó con su vocecilla: ¡Inzolente perro! Su madre y yo contuvimos la risa y nos volvimos, sin darle la mayor importancia. Peter Pan, la historia y sus personajes, estaban en la cabeza de Laura y me había reservado el papel del perro de Wendy. Que, por supuesto, era un perro insolente.

El perro de Wendy se convirtió desde entonces en una metáfora que superó el enfado de mi hija. Fue también un juego. Y un flechazo. Supuse, como si se tratara de un ejercicio, que desde esa posición se podrían ver las cosas como si fueran parte de un cuento; a veces de un enfado, otras de un juego, y siempre de un flechazo. La vida es una sucesión de acontecimientos y hay que pararse a observar a menudo. Los aspectos sociales que me interesan de la vida son aún más complejos y creo que debemos contribuir a desdramatizarlos, sin caer en el relativismo, para construir con ideas edificios de convivencia sólidos. Lo importante es construir y sirve a ese fin vivir lo que vivimos como cuentos, con sus personajes, sus tramas, sus contenidos, sus mensajes, sus finales y sus comienzos.

Estas líneas quieren serlo. Pretenden comunicar ideas que construyan, opiniones partícipes de un debate según interpreto el cuento que nos toca. Quieren pegarse a la tierra pero no descartan sobrevolarla para viajar de un sitio a otro. Desean utilizar la imaginación aunque despierten en la realidad. Por estar escritas, no serán un diálogo pero aspiran a ser leídas como si habláramos.

El insolente perro es mi personaje de cuento. Como casi todo en la vida, no lo elegí yo. Pero me siento a gusto con él. Leamos el cuento que nos toca. El que vivimos. Si me dejan, lo leemos juntos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola de nuevo ricardo, te leo todas tus columnas y me encatan,me parece muy tierna la historia de tu hija. peter pan y el pais de nunca jamas, creo que nunca debemos crecer del todo y conservar un poco el niño o niña que fuimos un dia, asi todo nos iria mejor. un beso y hasta pronto