sábado, 21 de junio de 2008

MAÑANA

Mañana
El ánimo es esencial en las actividades que emprendemos. No garantiza el éxito pero ayuda a preparar su consecución. Es tan importante que el tipo de personas que no lo tienen, que se mueven en esos espacios insulsos de la simple permanencia existencial, resulta inquietante. Sin duda, los nervios que acompañan un exceso animoso, un ímpetu arrebatado por una suerte de angustia, una sensación de carrera continua, agotadora y frustrante, lastran valor a tenerlo. Pero, como reza el dicho, mejor que sobre.
Las vidas de las personas son complejas. Es difícil hasta llegar al mundo. No lo elegimos, ni lo pedimos, pero cuando nacemos estamos aquí dependiendo para todo de quienes decidieron traernos. Si lo pensamos con detenimiento, es tan difícil llegar que el recuerdo personal de nuestro alumbramiento no nos pertenece. No lo recordamos porque la memoria consciente no repara en lo vivido hasta que pasa un tiempo; la infancia es un instante. Después, la sucesión de empujones, batallas, derrotas, victorias, sentimientos, dudas, escalofríos, sensaciones, encuentros – y desencuentros – llena el tiempo hasta que se acaba. El tiempo es el juez impasible de la realidad que nos toca vivir, sólo la imaginación creativa nos permite escapar de su sentencia: es la venganza de la razón, sumada a la voluntad de no doblegarse.
Cuando la vida hace un quiebro, cuando la suerte nos esquiva, la razón puede cambiar el rumbo. Es muy complicado, supongo, mirarse al espejo y defender el futuro propio cargados de miedo. Pero no es malo el miedo. Si no lo tuviéramos, perderíamos la oportunidad de disfrutar la insolencia de plantarle cara.
Conozco una historia de coraje. Es una historia de las de verdad, de gente normal que lleva una vida corriente: ese tipo de vidas que las convierten en excepcionales. Es la de una existencia placida, correcta entre las prisas ajenas, que ahora tiene que marcar su tiempo en las fronteras cercanas de los miedos propios. Ahora toca empujar. Me permite compartir en las líneas de estos párrafos un lugar común: lo importante es lo que ocurre mientras estamos bailando. Y es más importante aún seguir bailando. Sé donde vive parte del ánimo preciso. Sé también que es una bailarina más que aceptable y, entre empujones, se hará un hueco en la pista.
Andrea siempre me canta la canción Mañana de Annie. Ella cree que efectivamente el sol brillará mañana. Yo también.

4 comentarios:

MSM dijo...

Y YO TAMBIÉN. ÁNIMO Y MUCHOS BESOS.

Anónimo dijo...

the sun will come out, tomorrow
so you gotta hang until tomorrow,
come what may,
tomorrow, tomorrow, i luv ya, tomorrow
you're always a day away
The sun'll come out, tomorrow,
so you gotta hang on til tomorrow

Anónimo dijo...

Todos ayudaremos y bailaremos con esa persona. Saludos

Anónimo dijo...

NO SE QUE PIEZA TOCARÁ PERO SE QUE TENGO MUCHO PUBLICO Y LA BAILARÉ.ES MI PROMESA.