sábado, 5 de enero de 2008

LA CLAVE DE LA CONFIANZA

La economía para un lado y para otro. Es importantísimo que se vea la situación económica en el prsima de las próximas generales y lo es porque no hay que rehuir el debate. Entre otras cosas, porque las cosas han marchado bien estos años; el equipo económico es solvente y la siuación general de España ha dado pasos para cambiar dos asuntos importantes: la dependencia energética y la dependencia del sector de la construcción. En materia energética se impulsan nuevas vías de recursos energéticos y con la construcción se han parado los impulsos especulativos del todo urbanizable. Un análisis pormenorizado de los datos que han salido estos últimos días arroja un incremento espectacular del desempleo en Murcia, PP, Valencia, PP, y Madrid, PP, por ejemplo - donde la construcción salvaje hace patria. Hay un incremento moderado en Andalucía, PSOE, Extremadura, PSOE, Cataluña, PSOE, y un descenso en Galicia, PSOE, y Asturias, PSOE. En fin, de la noticia simple al análisis más completo dista un mundo. La clave para la superación de este repunte puntual es la confianza. Si creemos en el país y no lo hundimos para salvarlo, con la profecía de la catástrofe, avanzaremos más.
La clave de la confianza

La aventura de predecir los ciclos cambiantes de la economía es cada vez más difícil y, consecuentemente, nos preocupamos con los sobresaltos. No obstante, no es siempre tan fácil analizar cómo se presentan las cosas desde una perspectiva simple. Los indicadores económicos no son unívocos y los datos que dejan vislumbrar un panorama no tan alentador como en otras etapas son tan relativos como los que hace meses nos reportaban un clima de bonanza que no tendría fin.
No son buenos los datos que hemos conocido estos días. No es positivo que repunte el desempleo y, por supuesto, no lo es que lo haga la inflación. Nos quejamos, con razón, de la subida de los precios y de la carestía de la vida en general que no acompasa su incremento con subidas salariales que la hagan soportable. Es una obviedad decir que esos datos son negativos. Ahora bien desde el conocimiento del comportamiento de los precios y el desempleo tenemos que relativizar su lectura. Asistimos a una coyuntura económica concreta en nuestro país y otra general. La general es más fácil de percibir y está en la mente de todos: hay un encarecimiento global de los productos por el exorbitante precio del petróleo a escala mundial. Somos un país dependiente en materia energética y las decisiones económicas que se adoptan en este campo afectan en escala a toda la economía. Una subida del precio del barril a nivel planetario afecta a las economías locales y la altura de su precio llega a los cien dólares, máximos históricos. Que el mundo se encarezca no nos redime ni nos consuela pero es una variable indispensable para atajar el problema. La naturaleza coyuntural de este alza inflacionista la han puesto de manifiesto diversos analistas que la consideran así y cifran la inflación en niveles más próximos al tres por ciento en un horizonte de seis a doce meses.
La otra cuestión es la del aumento del paro. Es negativo pero hay que moderar el juicio. El aumento del desempleo no ha afectado al volumen de altas en la Seguridad Social, lo que minimiza sus efectos, y se concentra mayoritariamente en el sector de la construcción. Éste es un dato importante porque supone la constatación del fracaso de una política liberal que sostuvo la anterior gestión del suelo con el mecanismo popular del todo urbanizable. La especulación construyó más de lo que el mercado requería y los ciudadanos medios pedían un ajuste necesario en el precio de la vivienda. La brutal escalada se ha rebajado y se ha puesto coto al afán especulador porque ya no vale todo.
La economía prefiere la estructura a la coyuntura. La complejidad de este tema no se resuelve con unas frases catastrofistas que olviden medio millón de empleos por año en la octava economía del mundo. No ha sido por casualidad, es por confianza en el país.

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