lunes, 2 de marzo de 2009

VERDE Y BLANCA

Verde y blanca

La bandera que nos une, en la diversidad de esta tierra que nos acoge, es la que envuelve el sueño de un avance común. Andalucía se levanta desprovista ya de la referencia al subdesarrollo que nos acompañó durante décadas. Andalucía no es la nodriza mal pagada de un país desleal, sus hijas y sus hijos no tienen que partir para amamantar con sus trabajos a las crías de una secular distribución injusta de la riqueza, que sólo reportaba gotas para saciar su sed de años. Andalucía compite en términos de progreso social con cualquier región de Europa: desde el Sur, orgullo exportado y pesimismo derrotado.
Hay tarea por hacer. No quiero desplegar una colección de hitos logrados como pueblo. Pretendo, en cambio, afrontar el futuro con una ambición mayor, basada en el nivel alcanzado, y reivindicativo en la búsqueda de nuevas fronteras que nos hagan llegar más rápido a mejores posiciones colectivas. Sin embargo, no puedo hacerlo sin reprochar la cantinela falsa y machacona, entonada por quienes nunca han gozado del favor andaluz, empeñados en un error pertinaz: como no mandan, trasladan al resto del país la imagen inventada del andaluz inculto, subvencionado y comodón; alientan la brecha entre el ciudadano que vive en los pueblos y el de las ciudades, dando más valor a los que hacen su vida en las capitales (se adivina fácilmente por qué). Definitivamente, contribuyen al tópico injusto e irreal de situarnos en un plano de inferioridad con otros territorios de España. No dicen la verdad y lo saben. De hecho, si algún día tuvieran el apoyo curativo de su merecida frustración, cambiarían este discurso y, sin empacho, afirmarían un rutilante liderazgo andaluz bajo su impulso. Vana ilusión hueca que no debilita la esforzada, y cierta, posición relevante de Andalucía en España y Europa.
La Andalucía de hoy ofrece al mundo futuro desde un presente sólido. El empleo, la competitividad, el desarrollo respetuoso con el entorno ambiental y el equilibrio territorial son los retos cambiantes con necesidad de respuesta permanente. El modelo andaluz ha sido original, viable y ventajoso porque ha generado recursos suficientes para el progreso de la mayoría, protegiendo a los más débiles. El reto próximo es privilegiar el talento, la creatividad y el emprendimiento.
Propongo una sociedad abierta en que podamos realizarnos, según nuestra capacidad e inclinación, sin distinción de género o extracción social, para sostener una democracia avanzada que premie méritos y destierre privilegios. El lienzo blanco del porvenir exige teñirse de verde con nuestra ambición.

No hay comentarios: